¡Esta ciudad apesta! fue lo que paso por tu mente y sin duda así era. Otro crimen más sale en la nota roja de los diarios, el encabezado es harto reconocible y te trae un ligero flashback: "Otro ejecutado al estilo mafia". Esas eran las noticias de ayer.
“Es divertido ¿no?”, piensas al insertar el compacto en el cd player, “constatar que tan sangrientamente nos matamos los unos a los otros. Los matamos o nos matan, la apuesta parece ser quién quedará al final.”
Ahora, pensándolo bien, te parece tan estúpido verte en esta situación: cargando un cristo jorobado sin saber el porque, pero es mejor no hablar de ciertas cosas. Mejor aún no preguntar ni saber de más; en este negocio, los soplones y curiosos son a los primeros que se carga la chingada. Esa fue la primera ley que aprendiste de ese código invisible. La ley, te ríes y tu risa desemboca en una sonora carcajada al pronunciar esa palabra. La ley.
Por el momento, sorteas como un experto los baches del camino y frente a ti, la frontera se abre de piernas y te das cuenta que los soldados americanos con sus perros droga-entrenados no tienen ni puta idea de quien eres. "EL GATILLERO MÁS BUSCADO DE LA REGION" según una nota publicada en otro diario y "un tipo malo de lo más cabal" según un corrido prohibido en la radio. Eres un fugitivo famoso, un fugitivo de esa maldita ley que unas veces camina a tu lado y otras veces, intenta chingarte por los mismos motivos.
Esnifaste unas habituales líneas justo antes de cruzar. Recuerdas, entre risa y risa, como conectaste una dosis extra de merca por si acaso necesitabas un aliviane al momento de pisar el acelerador para dejar atrás la ciudad. Eso te da siempre gran seguridad pero no, hoy no y nervioso tomas el freeway en ruta a Pasadena. Tú lo sabes, en el camino todo está en juego. Hay que escaparse del destino para llegar primero. Esa es la eterna lucha por la vida que tanto gozas poniendo en peligro.
La mirada fija en la carretera y en los letreros que señalan el límite de velocidad. En un momento todo se bifurca y se hace gris; el mapa indicando salida a la derecha y otro freeway que seguir, otros letreros que leer y tú con esa impaciente prisa que no puede vencer al límite de velocidad. “Chingados”, piensas, “¿qué voy a hacer allá?” Nadie te espera, eso ya lo sabes. La música de Miguel y Miguel deja de sonar, veinte millas recorridas y un repentino chipi-chipi empieza a llenar de agua el cristal del carro. Desde ayer no has dormido. Agotado e impaciente, paras a comer en un Burger King.
A esas horas, los únicos clientes del restaurante son ancianos homeless, viejos desencantados bebiendo el café de Reagan y deseas, si lo deseas, que no existiesen los viejos. Te recuerdan a... ¿cómo se llama tu padre? Carlos E. Suárez, El Hombre Que Toda Su Vida Tranzó Por Conseguir Esa Maldita Seguridad Que Da El Dinero. Cuando la obtuvo, lo primero que hizo fue conseguirse una putita veinteañera con la cual hacer las cochinadas que no aceptaba practicar tu madre. Riendo te acuerdas que a los 18 años tuviste la *pelea definitiva* con él, le tumbaste dos dientes; ese fue el único gesto tuyo que agradeció eternamente tu madre. Después de propinarle esa madriza, estás en la calle sobreviviendo a punta de la debilidad ajena. Tu risa se convierte otra vez en carcajadas cuando recuerdas que en ocasiones lo llamas por teléfono para decirle "Chinga tu madre, viejo cabrón". Él sabe que eres tú.
Impaciente estás pidiendo a una coreana inmunda y desnutrida que no habla bien inglés dos hamburguesas, unas papas fritas grandes y una soda LARGE. Le extiendes un billete de veinte dólares, no esperas el cambio. Un ligero hormigueo en la nariz y unas ganas por explotar. Impaciente, devoras todo ante los desorbitados ojos de un viejo homeless de mal olor y dientes podridos, veterano en sabe dios que guerra.
Matar, droga, poder, dinero, hijos ilegítimos, corridos, botas de piel de cocodrilo, botellas de whiskey, putas de 200 dólares, policías corruptos, luces de carros, periódicos... estás pensando en todo ello. ¡Oh, carajo! ¡Yaaa...! No aguantas, en un par de segundos matarías a ese pinche viejo hambriento que no deja de mirarte pero no, impaciente vas al baño, esnifas el resto y te arrepientes por no haber pedido más.
Fue un error, Pasadena todavía está muy lejos
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revisión 2004: Otro relato inspirado en el newspaper.
martes, 20 de julio de 2004
05. @
Miércoles. Todos nosotros y todas nosotras que vivimos aquí y somos jóvenes víctimas del moderno ocio hacemos fila para entrar a los clubes y sonreímos si tenemos un pase que garantice la entrada libre y sino pagamos el cover de tantos dólares y entramos felices y saludamos a los meseros que son nuestros amigos y a nuestros amigos que vienen detrás de nosotros y nosotras los esperamos en la barra en donde pedimos doble ración de cerveza o tequila o margaritas de fresa que siempre tienen mucho hielo y saben poco o nada a fresa y todos tratamos de evitar los especiales porque son combustible que nos fulmina rápidamente en la segunda tanda y nos deja a todos una horrible resaca a la mañana siguiente. Algunos resistimos y pasamos al tercer piso en donde se encuentran todos los conocidos bailando las canciones que todos conocemos y que todos estamos cansados de bailar y conocer pero que el dj insiste en poner porque todos las bailamos y conocemos y la pista siempre esta llena y el gerente observa eso y le dice al dj que siga igual y el sigue su consejo y todo sigue igual. Los que no bailamos platicamos entre nosotros y nosotras sobre el último grupo inglés que vimos en concierto o contamos nuestras aventuras en los chat rooms más weirdos en Internet y decimos ¡qué curado es todo! y observamos que las chicas se besan a veces con chicos y otras veces con chicas y a todos nos da igual por que si y por que no mientras bailamos y mientras platicamos acerca del último o el próximo party observamos que los chicos les tocan el trasero a veces a las chicas y otras veces a los chicos y a todos nos da igual por que si y por que no mientras bajamos a pedir otra tanda de licor y vamos al baño a mojarnos el pelo con cerveza y le pedimos al dj que ponga canciones de Pulp o de los Chemical Brothers y a veces queremos escuchar a The Human League y canciones disco y rolas ska e instrumentales jungle y onda house que sudamos y sudamos mientras pensamos que hay mucha gente y que ojalá que no tengan prejuicios estúpidos y que no sean de universidades católicas o de ranchos urbanos y que se sepan vestir cool y que sepan platicar acerca de la filosofía de Jung o el bienestar tecnológico aplicado y que sean polvo de estrella esparcido por la pista y que puedan manejar borrachos si nos dan ride a casa y que no les de pena bailar hip hop y que no se asusten con nuestros peinados raros y camisetas de "Disaster" ajustadas y esa imaginación que desborda libremente nuestra sensualidad y que abran la puerta y las ventanas que están cerradas porque hace calor y los vidrios se empañan y esta gente suda mucho y a veces huele mal. Salimos a la terraza a mirar un cielo vacío y todos nosotros y todas nosotras nos preguntamos porque no hay estrellas y confundidos vamos por más cerveza y en la barra conocemos a más gente y luego en una mesa nosotros y esa gente ya totalmente borrachos y borrachas platicamos sobre nuestra vida y nuestra maldita o bendita familia y de cómo intentamos ligarnos a esa chica o ese chico que nos gusta y todos nosotros y todas nosotras lo hacemos y nos paramos a bailar y sudamos mucho y a nadie importa si aquel chico baila "Heart of glass" con una chica u otro chico o con ambos montando una escena como de video de Madonna o si una pareja de chicas gringas cachondas se besan en la pista o si a alguien le va mejor bailar solo y todos nos reímos mucho y a veces vomitamos en el baño y volvemos por más alcohol y volvemos a sudar bailando éxitos viejos de Deee-lite y hablamos de política internacional y hacemos trivia sobre las Hong Kong movies que hemos visto y de cómo nos sorprendieron a todos y a todas fumando un joint en la terraza y el gerente nos regaño levemente y todos nosotros sólo seguimos el juego mientras alguien gritaba que olía a pot y el gerente estaba viendo que todos y todas estábamos bebiendo y fumando mientras nosotros y nosotras intentábamos callar a esos macarras estúpidos y a esos maricones horteras que nos desagradan porque a veces se pasan de intolerantes y después a todos nosotros y a todas nosotras nos dio risa al ver a esos chicos y chicas de universidades católicas que se asustan cuando salimos todos y todas a bailar lujuriosamente un tema de Nine Inch Nails mientras que nosotros y nosotras pensamos en que ya estaremos pronto en Amsterdam y que todo será mejor para todos los que disfrutamos bailando hasta el amanecer cuando otros y otras de nosotros encaramados en una silla damos show gratis cuando otros y otras nos besamos en el suelo mientras que otros y otras caemos de las escaleras y nos golpeamos en la cabeza o en otras partes del cuerpo y luego nos sentamos a platicar de una novia mucho mayor que nosotros y de un padre que pago la seño que nos hizo el favor o una madre que nos pega de cachetadas y que nos dice "¡Haz de andar ya de puta!" cuando nos ve salir o llegar a casa y del dinero que nosotros tenemos y del dinero que a nosotros nos hace falta y de cuanto nos jode el P.M.S. y de una carrera elegida que no nos gusta y de que a veces nos importa un céntimo que inventen situaciones que sólo nos interesan a todos nosotros y a todas nosotras y qué si abortamos y qué si nos tiene sin cuidado con quien nos acostamos y qué si todos somos borrachos y adictos a los sueños más estúpidos y qué si somos estudiantes clase @ y fáciles amas de casa y modelos en plan ejemplar y qué si somos amantes en turno del profesor o si somos el músico más famoso de la city o si nos sorprendieron robando chingaderitas en un supermercado y qué si somos Testigos de Jehova y mormones desmadrosos y judíos heterodoxos y qué si somos pansexuales sin cortapisa y punkies sin crestas y morros universitarios con la cartera llena de condoms y ninfetas desdichadas de pechos gigantescos y neorománticos de lipstick negro y trolas en búsqueda de emociones fuertes y trogloditas con pinta de modernos y qué si a todos nos gusta lo nuevo y el glamur y los excesos y estar borrachos y caernos de la escalera y flirtear y pelearnos y hacer todo eso que asusta a la common people adicta a estúpidos rumores. Todos nosotros y todas nosotras somos parte de un batallón platónico de antihumanistas rebeldes en eterno día festivo una armada de amantes en terapia intensiva átomos y nanotecnicismos que forjan un millón de sueños que se prodigan en escuelas y en diferencias marcadas por la inutilidad de los estereotipos y moldes caducos todos estamos desprovistos de ese margen de culpa impuesto por la tradición y la gran familia mexicana una equis un vacío la miseria y el fulgor de la city el orgullo de unos padres que jamás han sospechado en donde se meten todos sus hijos y que los premios que todos y todas hemos ganado son sólo discursos de baile para nuestros amigos los happy children of the revolution catatónicos perdidos entre el humo y los estrobos entre gringos y chicanos y negros y orientales y europeos nosotros seguimos siendo nosotros slackpies con ropa importada y de segunda con trusas Calvin Klein y eslogans de Brillo en nuestros cuerpos y wonder bras aplaudiendo con silbatos los aciertos del dj borrachos con tequila criminal y agitando inquietos los brazos en el aire y meneando las caderas y todo el cuerpo sudando la borrachera de felicidad y flipando en algún rincón para ahogar los problemas de nuestra vida isolada fuera de los clubes. Todos nosotros y todas nosotras criticamos al mundo que no es como el nuestro pero tan sólo un poco porque reconocemos que tenemos muchas virtudes pero también muchos defectos y que los aliviamos en alcohol y en drogas y en amigos y en amigas y en malditas o benditas familias y en trabajo y en sexo y en el sudor del baile con canciones de Inner City que repite el dj a mogollón. Ya lo dijo alguien antes: todos somos unos perdedores a los ojos de esos que ven con desprecio nuestra risa constante y que se asustan al verse reflejados en nuestros abrazos y nuestras pláticas y nuestros bailes y nuestras borracheras y nuestras peleas e insisten en criticar pero que nunca se atreven a sacar lo que muy dentro de sí esconden ellos de su sociedad ideal y ellos son peores y eso lo sabe cualquiera pero eso a todos nosotros y a todas nosotras no nos importa. Todos nosotros y todas nosotras no queremos escoger entre televisores y unos jodidos electrodomésticos que nunca usaremos como tampoco nos perturba el no pertenecer a una pinche familia feliz ni siquiera nos mortifica el conseguir o no un trabajo chingón en realidad no nos interesa y lo único que finalmente nos importa aquí y ahora es bailar y por eso y porque si y porque no asistimos libremente a los clubes de la city cada miércoles.
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miércoles, 14 de julio de 2004
06. LA MUERTE DE PAUL
I.
El teléfono repiqueteo insistentemente, yo no tenia el mínimo deseo de contestar. Ayer, una borrachera killer y una noche de sexo público con Silvania, la chica de los pezones rosados y esa sonrisa de maniática que tanto me cautiva. El resultado era el de rigor: una agria resaca y una nausea incipiente. De reojo vi la hora en el reloj digital, 8:25 a.m., antes de hundir el rostro en la almohada para volver a formar una unidad con la cama. "No, no voy a contestar ni voy a ir hoy a trabajar". Por fin dejo de sonar. “¡Por fin!”, dije y aquello fue una maldición. Volvió a sonar al instante.
II.
Cogí soñoliento el teléfono. Si, soy yo. ¿Qué demonios quieres? ¿No mames, estás hablando en serio? Sólo escuche la voz de mi hermano Raúl, entrecortada casi a punto de llorar, contarme lo sucedido: "....fue brutal, César. Yo presentía que le había pasado algo a Paul, no sé porque pero lo intuía. Paul no se merecía esta suerte. Los cabrones que lo hicieron, puta, no se tocaron el corazón. Lo encontraron anoche, tirado en un baldío como si fuera una mugre bolsa de basura."
La voz de mi hermano se pierde, yo intento bloquearme pensando en no sé que tantas cosas para no escucharlo aunque se que él sigue hablando: "Lo dejaron irreconocible, convertido en una piltrafa humana. Tenía un tiro en la cabeza y decenas de cuchilladas. Le quemaron casi todo el cuerpo con cigarrillos: la cara, las manos, el pecho, los pies.... Tenía los ojos hinchados, desfigurados con unas marcas bien horribles. Lo torturaron peor que a una bestia, no te puedes imaginar que tal crueles fueron con Paul. Le arrancaron las uñas de las manos, lo molieron a golpes; le pegaron tanto que le quebraron no sé cuantas costillas y ... es tan difícil decirlo...". Raúl hace una pausa, una maldita pausa que nerviosamente se alargo más al escuchar nuestras respiraciones en vilo, como esperando un desenlace aún más trágico. "Espera, lo violaron y le cortaron los guevos, los hijos de la chingada lo castraron. Lo castraron y le pusieron el pito en la boca."
III.
Todavía acostado en la cama me imagino a mamá intentando pensar que no es cierto que Paul esta muerto, que únicamente se ha quedado dormido o que aquello era una pesadilla suya provocada por el hábito a los sedantes americanos. Me imagino a Papá, ese señor de rostro tan impasible, mordiéndose los labios pensando en no sé que cosas y hurgándose furtivamente la nariz para desviar nuestra atención antes de decir ¡Puño contigo, Paul!. Me imagino a mi hermano Raúl pasando el amargo trago de reconocer a Paul en la plancha de la morgue, de decir "Sí, sí, es él" al ver el cadáver inerte y luego, sin ningún control, soltarse a llorar.
Por un instante, me imagino a mi mismo, desesperado intentando recordar algo bueno de Paul. Oh sí, aquel día de mi cumpleaños que me regalo el avión para armar que por tantos meses desee pero no, me acuerdo más de esa noche en que lo vi furioso, por no sé que razón, estrellar mi avión contra la pared. Por más que trató no puedo encontrar algún recuerdo feliz, tengo que admitir que nunca existió una buena relación entre mi hermano mayor y nosotros. Lo suyo fue siempre abusar de Raúl y de mí; golpes para que hiciéramos su trabajo casero, golpes por tomar sus cosas y golpes por que sí. La naturaleza de Paul siempre fue pendenciera y, en los últimos años se había convertido en un abogado prominente con justificada fama de playboy, antipático y vorazmente accesible a defender casos controversiales y harto publicitados. Paul era un tipo corrupto o, al menos, eso decían implícitamente en las columnas locales de comentarios políticos. Mejor me imagino que me acerco lentamente al ataúd cerrado que me impide mirar su rostro inerte tras el vidrio. No puedo evitar abrirlo para decirle sin ningún tipo de remordimiento: "Paul, te lo merecías por cabrón".
IV.
Un silencio total, yo no sé que decir y Raúl sigue hablando, con la voz aun más agitada y mucho menos entendible ... "¿Sabes en que pensé? En salir a buscar a esos hijos de puta y matarlos pero ¿quién diablos son? Sospecho que nuestro hermano tenía relaciones con narcos, los judiciales comentaron que su asesinato lleva el sello y firma de la mafia. Ya ves como era Paul, a lo mejor quiso darle gane a los de arriba y aquellos no se anduvieron con rodeos. Chingado, César lamento que te enteres de esta manera pero...."
V.
No pude aguantar más. Colgué el teléfono y cerré los ojos pensando en que necesitaré un traje negro. Un maldito traje negro.
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revisión 2004: A brief narco junior story.
El teléfono repiqueteo insistentemente, yo no tenia el mínimo deseo de contestar. Ayer, una borrachera killer y una noche de sexo público con Silvania, la chica de los pezones rosados y esa sonrisa de maniática que tanto me cautiva. El resultado era el de rigor: una agria resaca y una nausea incipiente. De reojo vi la hora en el reloj digital, 8:25 a.m., antes de hundir el rostro en la almohada para volver a formar una unidad con la cama. "No, no voy a contestar ni voy a ir hoy a trabajar". Por fin dejo de sonar. “¡Por fin!”, dije y aquello fue una maldición. Volvió a sonar al instante.
II.
Cogí soñoliento el teléfono. Si, soy yo. ¿Qué demonios quieres? ¿No mames, estás hablando en serio? Sólo escuche la voz de mi hermano Raúl, entrecortada casi a punto de llorar, contarme lo sucedido: "....fue brutal, César. Yo presentía que le había pasado algo a Paul, no sé porque pero lo intuía. Paul no se merecía esta suerte. Los cabrones que lo hicieron, puta, no se tocaron el corazón. Lo encontraron anoche, tirado en un baldío como si fuera una mugre bolsa de basura."
La voz de mi hermano se pierde, yo intento bloquearme pensando en no sé que tantas cosas para no escucharlo aunque se que él sigue hablando: "Lo dejaron irreconocible, convertido en una piltrafa humana. Tenía un tiro en la cabeza y decenas de cuchilladas. Le quemaron casi todo el cuerpo con cigarrillos: la cara, las manos, el pecho, los pies.... Tenía los ojos hinchados, desfigurados con unas marcas bien horribles. Lo torturaron peor que a una bestia, no te puedes imaginar que tal crueles fueron con Paul. Le arrancaron las uñas de las manos, lo molieron a golpes; le pegaron tanto que le quebraron no sé cuantas costillas y ... es tan difícil decirlo...". Raúl hace una pausa, una maldita pausa que nerviosamente se alargo más al escuchar nuestras respiraciones en vilo, como esperando un desenlace aún más trágico. "Espera, lo violaron y le cortaron los guevos, los hijos de la chingada lo castraron. Lo castraron y le pusieron el pito en la boca."
III.
Todavía acostado en la cama me imagino a mamá intentando pensar que no es cierto que Paul esta muerto, que únicamente se ha quedado dormido o que aquello era una pesadilla suya provocada por el hábito a los sedantes americanos. Me imagino a Papá, ese señor de rostro tan impasible, mordiéndose los labios pensando en no sé que cosas y hurgándose furtivamente la nariz para desviar nuestra atención antes de decir ¡Puño contigo, Paul!. Me imagino a mi hermano Raúl pasando el amargo trago de reconocer a Paul en la plancha de la morgue, de decir "Sí, sí, es él" al ver el cadáver inerte y luego, sin ningún control, soltarse a llorar.
Por un instante, me imagino a mi mismo, desesperado intentando recordar algo bueno de Paul. Oh sí, aquel día de mi cumpleaños que me regalo el avión para armar que por tantos meses desee pero no, me acuerdo más de esa noche en que lo vi furioso, por no sé que razón, estrellar mi avión contra la pared. Por más que trató no puedo encontrar algún recuerdo feliz, tengo que admitir que nunca existió una buena relación entre mi hermano mayor y nosotros. Lo suyo fue siempre abusar de Raúl y de mí; golpes para que hiciéramos su trabajo casero, golpes por tomar sus cosas y golpes por que sí. La naturaleza de Paul siempre fue pendenciera y, en los últimos años se había convertido en un abogado prominente con justificada fama de playboy, antipático y vorazmente accesible a defender casos controversiales y harto publicitados. Paul era un tipo corrupto o, al menos, eso decían implícitamente en las columnas locales de comentarios políticos. Mejor me imagino que me acerco lentamente al ataúd cerrado que me impide mirar su rostro inerte tras el vidrio. No puedo evitar abrirlo para decirle sin ningún tipo de remordimiento: "Paul, te lo merecías por cabrón".
IV.
Un silencio total, yo no sé que decir y Raúl sigue hablando, con la voz aun más agitada y mucho menos entendible ... "¿Sabes en que pensé? En salir a buscar a esos hijos de puta y matarlos pero ¿quién diablos son? Sospecho que nuestro hermano tenía relaciones con narcos, los judiciales comentaron que su asesinato lleva el sello y firma de la mafia. Ya ves como era Paul, a lo mejor quiso darle gane a los de arriba y aquellos no se anduvieron con rodeos. Chingado, César lamento que te enteres de esta manera pero...."
V.
No pude aguantar más. Colgué el teléfono y cerré los ojos pensando en que necesitaré un traje negro. Un maldito traje negro.
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revisión 2004: A brief narco junior story.
domingo, 11 de julio de 2004
07. TJ2020.HTML
<< Welcome to Dystopia. Las últimas estadísticas arrojan un superávit depresivo que ha aniquilado todo intento y a cualquier proyección positiva por rebatir los infundios que aparecen sin cesar en los mass media virtuales. Claro, la situación en la city es alarmante: ataques racistas, violencia sindicalizada, mega desempleo, el porcentaje de suicidios en alza y, para colmo, las actividades de esa fauna urbana de cholos killers en patines, call girls de luxe en constante tour y ejecutivos junior con digi-antenas too much smart para extorsionar y tolchoquear a las víctimas del futuro shock. Todo esto ha hecho insoportable nuestra situación de eco-rebeldes en paro.
<< La city es una zona de combate en la que se prohibe pegar anuncios sin código de barras, consumir superdrogas en la vía pública y además, cualquier tipo de representación gráfica de c=8s y (l)s u otro contenido artístico presumiblemente provo/sick es cancelada. Eso ocupa la atención de nuestras autoridades mientras que, por otra parte, la pelea entre un aferrado cartel local, las gangas chicanas, la mafia italiana y la inefable yakuza nipona por controlar el territorio ha reducido al valor de la shit-fek al dream de la cittá futurista programado por la Poderosa Corporación Extranjera Innombrable (P.C.E.I.) al adquirir, mediante un jugoso trato con el gobierno nacional, la concesión para usufructar el territorio por los próximos cincuenta años. Sin embargo, la P.C.E.I. no hizo caso a los estudios mercadotécnicos que pronosticaban un rotundo fracaso a ese ambicioso proyecto de "Las Vegas del tercer milenio" como se vio tan sólo a seis meses de la instalación repentina de grandes casinos: la ruina económica y moral de la city, el encadenaje real a una sodomización de primer mundo.
<< A pesar de la situación, algunas de las acciones de resistencia no han sido en vano, el Frente Separatista -integrado en mayoría porcentual por ex miembros de ONG's-, combate ferozmente con sus mismas armas tecnovisuales a la ya inevitable einsicht y a los cazadores de imágenes, esos pequeños salvajes en el juego-clic de las ilusiones más brutales que hábilmente, gracias a propinas legales no anotadas en los libros fiscales, pueden malreportar el estado actual inside to all the world outside. Desafortunadamente, los mass-media globales ya han vertido su mortal veneno y otra vez, injustamente, la city vuelve a ser la Leyenda Negra.
<< En la otrora brillante avenida principal, aquella gran vía en la que momentáneamente el lujo exaltado al límite bordeo con la fantasía onírica de pintores surrealistas, ahora tan sólo deslumbran una multitud de drag queens de estúpido charming que, perseguidas por objetores de malconciencia e inquisidores de funny tortura, están en huelga de hambre y prometen bailar hasta morir el último dance hall importado de Londres. Sin infringir la ley, la otra gente de la notte es random detenida por cops pasatistas, convertidos por mandato judicial en árbitros de la moda nadsat; árbitros que resumen el antiguo problema generacional en una simple ecuación: individuo joven + vestimenta impropia = elemento radical. Ellos nos odian porque no somos iguales que ellos, porque formamos parte de una comunidad de óxido a la que nunca tendrán acceso, porque somos jóvenes de provocador irredentismo recorriendo veloces una autobahn de insólita belleza; ellos no entienden porque, aún viviendo con un microchip de conformismo implantado en nuestra cabeza, nuestros instintos se rebelan en mangas cortas para divertimos automáticamente en las calles llenas de basura y vicio.
<< Sin duda, a los cops pasatistas les corta nuestra mentalidad provista de synaesthesia que se prodiga en buten smileys y su adrenaline en conserva se dispara al golpearnos, al gritar improperios para callar nuestros rants libertarios y su garganta se hace fuerte al expeler el archi temido shout de ¡Tishima, molim! que pronostica irremediablemente una acción represiva tipo R-101. A veces, tras una revisión estúpida, les basta el único "defecto" de ser joven 8-) para considerarnos del tipo intelectualmente violento y por esa sola "razón", algunos de nosotros hemos sido confinados temporalmente en los terribles Centros de Adaptación Social que tanto merman el presupuesto de la Junta Municipal por concepto de campañas pro-comportamiento excelente cuyo resultado, si hacemos caso a las estadísticas registradas en informes confidenciales, es zero.
<< "Con este clima de hostilidad y represión, ya no se puede vivir aquí", clamaron con cierto estupor las familias decentes con ahorros en el extranjero y se fueron antes de ver el desastre final; los primeros pudieron vender sus propiedades con decoro, los últimos fueron víctimas de los greedy coyotes. Otros, más pobres y menos smart, han quemado cobardemente el libro de Abbie Hoffman y preparan sus maletas para abandonar inmediatamente la city, hartos de generadores de viejas fábulas de pseudo éxito, hartos de esas shoot-guns pictures de Elvis 2000 vendidas como barato souvenir y hartos de esos extranjeros en polainas adictos al underworld más mezquino.
<< Ante la gravedad de la situación, el clamor hipócrita de la Junta Municipal se concreto a citar a toda la población a una marcha por la unidad, una marcha con cánticos y mantas cortesía de la PCEI, una marcha con discursos mesiánicos que prometían un regreso al esperanzador futuro que, cosas del destino, todavía aparecía mencionado en la última edición de los libros de texto gratuito: "La city es el paradigma de la nueva metacultura nacional, un espacio enfocado a la creatividad empresarial y un incomparable bastión de la lucha constante por el rescate y la permanencia de nuestra identidad cultural en un ámbito de modernidad y globalización".
<< Por su parte, el ala extrema del Frente Separatista ha visto en todo este caos, el momento adecuado para iniciar el proceso de desligue político y al grito de ¡Únete a nuestra sublevación! ha convocado por los medios disponibles a una revuelta armada para reconquistar territorios perdidos y, de paso externar la intención de instaurar un régimen autónomo en la city. Ante esta oportunidad, los eco-rebeldes hemos decidido bailar la guerra y abolir nuestra tradición servil...
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revisión 2004: Una versión preliminar a la que salió en el libro (estará posteada mientras encuentro la versión del Buten Smileys). En el título va un guiño a un tema del Aviador Dro (al principio de llamaba la ROM de DRO, el html se lo agregó Luis Humberto Crosthwaite) y bueno, este cuento es tal vez el menos entendido de todos los relatos del B.S.
<< La city es una zona de combate en la que se prohibe pegar anuncios sin código de barras, consumir superdrogas en la vía pública y además, cualquier tipo de representación gráfica de c=8s y (l)s u otro contenido artístico presumiblemente provo/sick es cancelada. Eso ocupa la atención de nuestras autoridades mientras que, por otra parte, la pelea entre un aferrado cartel local, las gangas chicanas, la mafia italiana y la inefable yakuza nipona por controlar el territorio ha reducido al valor de la shit-fek al dream de la cittá futurista programado por la Poderosa Corporación Extranjera Innombrable (P.C.E.I.) al adquirir, mediante un jugoso trato con el gobierno nacional, la concesión para usufructar el territorio por los próximos cincuenta años. Sin embargo, la P.C.E.I. no hizo caso a los estudios mercadotécnicos que pronosticaban un rotundo fracaso a ese ambicioso proyecto de "Las Vegas del tercer milenio" como se vio tan sólo a seis meses de la instalación repentina de grandes casinos: la ruina económica y moral de la city, el encadenaje real a una sodomización de primer mundo.
<< A pesar de la situación, algunas de las acciones de resistencia no han sido en vano, el Frente Separatista -integrado en mayoría porcentual por ex miembros de ONG's-, combate ferozmente con sus mismas armas tecnovisuales a la ya inevitable einsicht y a los cazadores de imágenes, esos pequeños salvajes en el juego-clic de las ilusiones más brutales que hábilmente, gracias a propinas legales no anotadas en los libros fiscales, pueden malreportar el estado actual inside to all the world outside. Desafortunadamente, los mass-media globales ya han vertido su mortal veneno y otra vez, injustamente, la city vuelve a ser la Leyenda Negra.
<< En la otrora brillante avenida principal, aquella gran vía en la que momentáneamente el lujo exaltado al límite bordeo con la fantasía onírica de pintores surrealistas, ahora tan sólo deslumbran una multitud de drag queens de estúpido charming que, perseguidas por objetores de malconciencia e inquisidores de funny tortura, están en huelga de hambre y prometen bailar hasta morir el último dance hall importado de Londres. Sin infringir la ley, la otra gente de la notte es random detenida por cops pasatistas, convertidos por mandato judicial en árbitros de la moda nadsat; árbitros que resumen el antiguo problema generacional en una simple ecuación: individuo joven + vestimenta impropia = elemento radical. Ellos nos odian porque no somos iguales que ellos, porque formamos parte de una comunidad de óxido a la que nunca tendrán acceso, porque somos jóvenes de provocador irredentismo recorriendo veloces una autobahn de insólita belleza; ellos no entienden porque, aún viviendo con un microchip de conformismo implantado en nuestra cabeza, nuestros instintos se rebelan en mangas cortas para divertimos automáticamente en las calles llenas de basura y vicio.
<< Sin duda, a los cops pasatistas les corta nuestra mentalidad provista de synaesthesia que se prodiga en buten smileys y su adrenaline en conserva se dispara al golpearnos, al gritar improperios para callar nuestros rants libertarios y su garganta se hace fuerte al expeler el archi temido shout de ¡Tishima, molim! que pronostica irremediablemente una acción represiva tipo R-101. A veces, tras una revisión estúpida, les basta el único "defecto" de ser joven 8-) para considerarnos del tipo intelectualmente violento y por esa sola "razón", algunos de nosotros hemos sido confinados temporalmente en los terribles Centros de Adaptación Social que tanto merman el presupuesto de la Junta Municipal por concepto de campañas pro-comportamiento excelente cuyo resultado, si hacemos caso a las estadísticas registradas en informes confidenciales, es zero.
<< "Con este clima de hostilidad y represión, ya no se puede vivir aquí", clamaron con cierto estupor las familias decentes con ahorros en el extranjero y se fueron antes de ver el desastre final; los primeros pudieron vender sus propiedades con decoro, los últimos fueron víctimas de los greedy coyotes. Otros, más pobres y menos smart, han quemado cobardemente el libro de Abbie Hoffman y preparan sus maletas para abandonar inmediatamente la city, hartos de generadores de viejas fábulas de pseudo éxito, hartos de esas shoot-guns pictures de Elvis 2000 vendidas como barato souvenir y hartos de esos extranjeros en polainas adictos al underworld más mezquino.
<< Ante la gravedad de la situación, el clamor hipócrita de la Junta Municipal se concreto a citar a toda la población a una marcha por la unidad, una marcha con cánticos y mantas cortesía de la PCEI, una marcha con discursos mesiánicos que prometían un regreso al esperanzador futuro que, cosas del destino, todavía aparecía mencionado en la última edición de los libros de texto gratuito: "La city es el paradigma de la nueva metacultura nacional, un espacio enfocado a la creatividad empresarial y un incomparable bastión de la lucha constante por el rescate y la permanencia de nuestra identidad cultural en un ámbito de modernidad y globalización".
<< Por su parte, el ala extrema del Frente Separatista ha visto en todo este caos, el momento adecuado para iniciar el proceso de desligue político y al grito de ¡Únete a nuestra sublevación! ha convocado por los medios disponibles a una revuelta armada para reconquistar territorios perdidos y, de paso externar la intención de instaurar un régimen autónomo en la city. Ante esta oportunidad, los eco-rebeldes hemos decidido bailar la guerra y abolir nuestra tradición servil...
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revisión 2004: Una versión preliminar a la que salió en el libro (estará posteada mientras encuentro la versión del Buten Smileys). En el título va un guiño a un tema del Aviador Dro (al principio de llamaba la ROM de DRO, el html se lo agregó Luis Humberto Crosthwaite) y bueno, este cuento es tal vez el menos entendido de todos los relatos del B.S.
viernes, 9 de julio de 2004
08. PEQUEÑO ARREBATO DE LOCURA
Mario no olvida las burlas y las palizas. Quizá lo intenta pero no puede, aún le duele el alma y el rencor, guardado en lo más profundo, trata de salir a flote al más mínimo rasguño emocional. Mario quería ser médico pero, ¿Quién diablos tomaría en serio a un doctor enano deforme? le comento sarcástica su madre cuando se entero del sueño idiota de Mario.
Doña Nora, Norita como la llamaban los vecinos, era un arpía cubierta de chales y mirada vidriosa, amenazante. Tan hipócrita y cruel, era capaz de disfrazar su odio maternal persignándose diariamente en la iglesia del barrio para luego maltratar a ese engendro al que se resistía en llamar hijo. Aquel que le destrozo la matriz y de paso, mando a la fregada su matrimonio con Pancho, el amor de toda su vida. ¡Ay, su Pancho! Cómo lo extrañaba, como deseaba sus caricias y sus abrazos de macho, sus besos con sabor a tequila y hasta la ocasional golpiza; el sentirse suya y sentirlo suyo, los dos juntos en aquel viejo catre en el que ahora maldecía su fría soledad.
Su relación con Pancho termino el mismo día en que nació aquel niño deforme; avergonzado y herido en su orgullo, Pancho no pudo soportar la mirada de ese ser tan feo como incompleto y echándole la culpa de aquella maldición a Norita, se fue de aquella casa para nunca volver. Años de ausencia, años infames en los que Norita tuvo que cargar sola con la cruz de aquella derrota y las miradas indiscretas de los vecinos. Años de aguantar los murmullos y cuchicheos, de "Mira, que feíto esta el enanito". Lo cierto era que Norita detestaba a Mario por la mueca grotesca en la que su boca se convertía cuando intentaba sonreír, por su andar estúpido como arrastrando los pies, por ese bracito de mono de peluche y esa enorme cabeza despeinada, por su hablar quedito y por mirarla insistentemente con sus ojos desiguales.
Arreglándose para salir a trabajar, Mario recuerda que siempre hizo hasta lo imposible por congraciarse con su madre; le ofrecía ayuda con sus manitas regordetas mientras sonreía inquieto, mostrando sus dientes grandotes como de mazorca. Nunca fue un niño problema y evitaba causarlos o hacer alguna travesura que desatara el enojo de su madre. Pero eso nunca fue suficiente, bastaba una palabra mal entendida o un gesto dudoso para que Mario se enfrentara a la descarga de su madre furibunda. "Ya no me pegues, mamacita" repetía una y otra vez mientras iba contando los golpes. Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco... hasta que aquella máquina de ira endemoniada agotaba su frustración. Norita se justificaba. "¡Cachimbas! Este niño mío sólo a golpes aprende, no entiende con palabras" decía falsamente afectada ante los reclamos velados de los vecinos.
Ahora, Mario es casi feliz. Los años de encierro no fueron nada comparado con el sentimiento tan bonito que supuso liberarse de aquellos golpizas maternales que lo trastornaron por tantos años. Mario no se arrepiente y sabe que los niños lo aguardan con sus ansias infantiles, con esa ingenuidad que perdona mil defectos y que, de hecho, se ríen divertidos con sus disparates; ellos no lo ven como un ser extraño y realmente no les interesa su pasado. Eso lo hace mucho más feliz porque no tiene nada que ocultar, nada de que arrepentirse. En el espejo, Mario termina de verificar que todo en su colorida apariencia este correcto. Espera la orden de salida para enfrentar al monstruo de cada día y sonríe al escuchar los aplausos cuando el animador grita con entusiasmo: "Con ustedes, ¡EL SEÑOR BOLITAAAAAAA!"
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revisión 2004: El personaje de un relato que leí en un fanzine meets a very old mexican joke. Violencia intrafamiliar, traumas infantiles y esa presión social por dar o presentar la mejor cara. Mi idea de un relato costumbrista (o algo así).
Doña Nora, Norita como la llamaban los vecinos, era un arpía cubierta de chales y mirada vidriosa, amenazante. Tan hipócrita y cruel, era capaz de disfrazar su odio maternal persignándose diariamente en la iglesia del barrio para luego maltratar a ese engendro al que se resistía en llamar hijo. Aquel que le destrozo la matriz y de paso, mando a la fregada su matrimonio con Pancho, el amor de toda su vida. ¡Ay, su Pancho! Cómo lo extrañaba, como deseaba sus caricias y sus abrazos de macho, sus besos con sabor a tequila y hasta la ocasional golpiza; el sentirse suya y sentirlo suyo, los dos juntos en aquel viejo catre en el que ahora maldecía su fría soledad.
Su relación con Pancho termino el mismo día en que nació aquel niño deforme; avergonzado y herido en su orgullo, Pancho no pudo soportar la mirada de ese ser tan feo como incompleto y echándole la culpa de aquella maldición a Norita, se fue de aquella casa para nunca volver. Años de ausencia, años infames en los que Norita tuvo que cargar sola con la cruz de aquella derrota y las miradas indiscretas de los vecinos. Años de aguantar los murmullos y cuchicheos, de "Mira, que feíto esta el enanito". Lo cierto era que Norita detestaba a Mario por la mueca grotesca en la que su boca se convertía cuando intentaba sonreír, por su andar estúpido como arrastrando los pies, por ese bracito de mono de peluche y esa enorme cabeza despeinada, por su hablar quedito y por mirarla insistentemente con sus ojos desiguales.
Arreglándose para salir a trabajar, Mario recuerda que siempre hizo hasta lo imposible por congraciarse con su madre; le ofrecía ayuda con sus manitas regordetas mientras sonreía inquieto, mostrando sus dientes grandotes como de mazorca. Nunca fue un niño problema y evitaba causarlos o hacer alguna travesura que desatara el enojo de su madre. Pero eso nunca fue suficiente, bastaba una palabra mal entendida o un gesto dudoso para que Mario se enfrentara a la descarga de su madre furibunda. "Ya no me pegues, mamacita" repetía una y otra vez mientras iba contando los golpes. Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco... hasta que aquella máquina de ira endemoniada agotaba su frustración. Norita se justificaba. "¡Cachimbas! Este niño mío sólo a golpes aprende, no entiende con palabras" decía falsamente afectada ante los reclamos velados de los vecinos.
Ahora, Mario es casi feliz. Los años de encierro no fueron nada comparado con el sentimiento tan bonito que supuso liberarse de aquellos golpizas maternales que lo trastornaron por tantos años. Mario no se arrepiente y sabe que los niños lo aguardan con sus ansias infantiles, con esa ingenuidad que perdona mil defectos y que, de hecho, se ríen divertidos con sus disparates; ellos no lo ven como un ser extraño y realmente no les interesa su pasado. Eso lo hace mucho más feliz porque no tiene nada que ocultar, nada de que arrepentirse. En el espejo, Mario termina de verificar que todo en su colorida apariencia este correcto. Espera la orden de salida para enfrentar al monstruo de cada día y sonríe al escuchar los aplausos cuando el animador grita con entusiasmo: "Con ustedes, ¡EL SEÑOR BOLITAAAAAAA!"
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revisión 2004: El personaje de un relato que leí en un fanzine meets a very old mexican joke. Violencia intrafamiliar, traumas infantiles y esa presión social por dar o presentar la mejor cara. Mi idea de un relato costumbrista (o algo así).
jueves, 1 de julio de 2004
09. LA LEGION DE LOS SUPERHEROES
Yip, yip. Hablemos claro -pienso en voz alta- "Esto es una mierda", al regresar del inmundo baño con retretes atascados de porquería y ese persistente olor a orines que penetra y se queda instalado permanentemente en nuestras narices. Henry, que trae una camiseta con la leyenda "Choose a Jesús" en letras azules y rojas, ni se inmuta con el comentario y sigue enfrascado observándole las tetas a una escuálida chica nocturna que baila una rola movidita con mi amigo Gerardo.
En silencio maldigo que el As Negro tenga la suficiente luz como para ver el grosor de los gargajos amarillentos en el piso y la fealdad irremediable de toda esta gente que nos rodea. Todos son tan feos que el lugar parece un circo de freaks: todos desde el señor Clap Clap que baila en trance una serie de mambos y que a veces, viene a saludar y se retira en muy buena onda con un "para ustedes muchachos, mis respetos" hasta ese gordo sifiliento que se acaricia él solo mientras suenan las baladas maquilas, que nos cae mal por mamón ya que siempre viene a la mesa a decir que es partidista y a reclamarnos por ser niños bien en busca de desmadre. Por favor, le dije un día, primero enflaca, te bañas, te lavas tu apestosa boca y después vienes a enfadarnos, pendejo. Ahora nos lanza unas miradas de odio desde la barra y le cuenta a todo aquel que quiere escucharlo que él es partidista y nosotros, unos niños bien en busca de desmadre.
"Estamos en el culo del mundo, chico" contesta por fin Henry para luego, inquieto, señalar su botella vacía y gritarle a una de las meseras. "Otra beer, carajo". ¡Ah! el buen Chinaski, viejo poeta con dientes podridos y deseos malsanos, carne de presidio y labios urbanos con voz de adolescente tardío. Chinaski, un paría amante del vino que nunca se baña y tampoco sonríe. Calzones cagados Chinaski, el perro pródigo de ritmo infernal en la mente de un lector burgués, aquel que vomita antes de empezar a leer su dosis de poesía. El gran Chinaski, el tipo al que solamente le gusta rascarse los sobacos y eso, efectivamente, hace en este momento. Eso sí, con mucho estilo y con una actitud para nada snob.
A Gerardo estos lugares le provocan un ataque de asma, para mi son el veneno que fulmina los sueños y para Chinaski son la cuerda que sujeta al ansia moribunda. "Maj kuar kuar", le dije a Chinaski y él asintió moviendo ligeramente la cabeza. Y hablamos del poder de las estrellas, de chicas secretas y la repentina muerte de nuestros amigos; de la obsesión compartida por las tetas de Madonna, del chantaje emocional implícito en la conducta amorosa de las mujeres y de cómo hay que negarte cuando el diablo toca a tu puerta; de cómo la belleza nos miente cuando la miramos a los ojos; de cuando el mundo es rojo, el sexo es confusión, la sociedad es un hoyo que te traga y.... de cómo, cuando la desesperación me gana y no cuento con un puto dólar para comprar anfetas o una cerveza, me corto a rape el pelo. ¿Cómo skinhead? pregunta interesado. "Yeah, casi". Una vez fui de nazi, me dice Chinaski como quien se prepara para dar una lección pero cuando me mira, se fija por primera vez en mi cardigan roído y mi vieja camiseta de The Smiths. "No, no soy célibe" aclaro sin saber bien el porque lo hago. ¿Qué esta arriba? pregunta Gerardo que ya se canso de bailar y aterriza en la mesa. "Nothing" contesto. Ambos sonreímos a mogollón y los tres seguimos el curso de la plática.
—¿Ya les conté la historia del tipo cuyo máximo placer es bolear a su purísima novia?- pregunto como quien quiere revelar un secreto maldito e interesante.
—Nope —contestan los dos un poco intrigados.
—El tipo es muy religioso por lo que no puede tener relaciones sin estar casado- hago una pausa para pagar otra tanda de cervezas y continuo- entonces hace esto: en el momento de mayor cachondeo, mete mano bajo la falda o pantalón de la chica, recuerden que es su purísima novia, y le sube el calzón hasta la madre; después, toma los extremos del calzón con sus manos y empieza a frotarlo con el movimiento clásico de un bolero: primero despacio y después de un rato, tan ultraviolento que la mayoría de las veces le rompe el calzón. Lo chistoso del asunto es que inmediatamente después, lleva a la novia a su casa y él se marcha a la suya a lavarse las manos como diez veces.
—Conozco mejores perversiones- contraataca Gerardo —como esa de leer revistas de mujeres bichis pegándose de cachetadas. ¡Y toda la revista es de eso!
—Cuando muera, aquí me gustaría esparcir mis cenizas —informa lacónico Chinaski harto ya de perversiones en teoría.
—¡Nos vas a contagiar a todos con tu mugre literatura! —digo y suelto una carcajada mientras pienso porque diablos me estoy riendo como un idiota y casi gritando agrego: ¡Hey Henry!, pronto me iré de Tijuana. Juro que te mandaré unas postcards de ocio y odio de todos los lugares a donde vaya.
—Me niego a ser una estrella pop —aclara falsamente indignado Gerardo para cambiar de tajo el curso de la conversación. [Gerardo se refiere al hecho de que salió un reportaje sobre él en la revista local de moda, cosa que yo paso por alto, restándole importancia y dándole, de pasada, en la madre al enorme ego de Gerardo]
—¡Es una vulgaridad! —afirma Chinaski mientras se suena las narices y nos enseña sus dedos llenos de mocos.
—¡Pinche poeta marrano! —dice Gerardo al levantarse de la mesa para perseguir a un cholo que corre como despavorido llevándose su mochila Quicksilver de treinta y cinco dólares como botín.
—Yes! Fuck Tarantino- grito eufórico al acordarme de cómo matan a Quentin en una movie que videe ayer y que, por cierto, no devolví al videocentro.
—Sí, estoy harto de geeks queriendo pasar como tipos duros. Duros mis dos grandes huevos —Chinaski se para y hace ese gesto obsceno tan habitual en él que me suelto a reír como idiota otra vez.
Henry no para de hablar: "Déjame que te lea mi último poema, se llama The Last Disco Song". No puede hacerlo ya que un borracho con cara de matón le grita "Cállate, viejo pendejo" y luego agrega un ofensivo "¡Eres basura, pinche gringo panochero!". Big error. Hasta ahí podríamos haber llegado. Eso fue lo que mató a Luca Prodrán. ¡Más que droga! el tipo presume sus puños y una mugrosa camiseta de Snoopy. Todo mundo sabe que a tipos polilla como este hay que darles una lección. Chinaski pelea bien. Un derechazo, otro más y a esquivar el golpe del rival; mañosamente Chinaski le escupe el rostro, le propina un rodillazo en los testículos y el tipo no cae. Las viejas reglas de la pelea callejera no aplican aquí y yo, con estas pastillas nuevas que me meto tan frecuentemente, alucino: revivo en ese instante la pelea de Kenobi y Vader, veo a Henry desenfundar un sable láser, el cuerpo del tipo en fuego y, al reaccionar, le grito: ¡Aguas Chinaski, que es una lesbiana power!
Odio la violencia, pero a veces la justifico. Sobre todo con los estúpidos. Todo mundo quiere participar en la pelea. Aviento una botella y esta se estrella en la rockola enrejada. ¡Es qué odio la música maquila! le comento al Señor Clap Clap que anda más colocado que el mismísimo demonio. No importa, la música sigue sonando. Maquila, música maquila. Un tipo de rostro tatuado que trae una camiseta blanca con la plegaria "Keep on truckin" escrita en dorado, amenaza con una navajota a Gerardo y le informa: "Ya te llegó la hora, cherokee" y Gerardo, entre el ruido y las risas de los que escuchan el diálogo, se limita a contestar con su ingenua cantaleta de "No me pueden hacer nada, soy de Ensenada" al tratar de esconder bajo un llamativo chaquetón amarillo huevo la recién recuperada mochila Quicksilver. Ya encarrilado, entro al quite y al verme la muerte instalada en los ojos, el malillón desiste en su intento no sin antes amenazar de nuevo a Gerardo que insiste en cruzar repetidamente sus brazos como Maravilla -la chica del lazo en la Legión de los Superhéroes- al decir "No me pueden hacer nada, soy de Ensenada". Mientras tanto, Chinaski propina un derechazo killer y aquel contrincante, o aquella, pierde por nocaut.
Sintiéndose victorioso, Chinaski mira desafiante a todos los que estamos en el lugar y, al darle un trago a su cerveza, se echa un pedo super tronador y ¡chumapues! Sátanas -mi perro que todo este tiempo había estado dormido bajo la mesa- se despierta aburrido, quiere y me obliga con sus ladridos a que lo saque a pasear. Lo hago y, al primer respiro de aire fresco, el méndigo se orina en un poste cercano.
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revisión 2004: El sacar a un personaje literario de un texto y utilizarlo en otro es un recurso común. Mi primera opción era Pat Bateman (de American Psycho) pero luego me di cuenta que nunca en su vida visitaría TJ. Henry Chinaski era una opción más viable y creíble. Bares revueltos y personajes (As Negro, Turístico, Kinklé). El poema que Chinaski no puede leer al ser interrumpido por un borracho pendenciero se hace presente en La Canción disco (Lejos del Noise, 2003).Mi amigo Gerardo Yépiz es un personaje en este relato. El final me parece, todavía, genial.
En silencio maldigo que el As Negro tenga la suficiente luz como para ver el grosor de los gargajos amarillentos en el piso y la fealdad irremediable de toda esta gente que nos rodea. Todos son tan feos que el lugar parece un circo de freaks: todos desde el señor Clap Clap que baila en trance una serie de mambos y que a veces, viene a saludar y se retira en muy buena onda con un "para ustedes muchachos, mis respetos" hasta ese gordo sifiliento que se acaricia él solo mientras suenan las baladas maquilas, que nos cae mal por mamón ya que siempre viene a la mesa a decir que es partidista y a reclamarnos por ser niños bien en busca de desmadre. Por favor, le dije un día, primero enflaca, te bañas, te lavas tu apestosa boca y después vienes a enfadarnos, pendejo. Ahora nos lanza unas miradas de odio desde la barra y le cuenta a todo aquel que quiere escucharlo que él es partidista y nosotros, unos niños bien en busca de desmadre.
"Estamos en el culo del mundo, chico" contesta por fin Henry para luego, inquieto, señalar su botella vacía y gritarle a una de las meseras. "Otra beer, carajo". ¡Ah! el buen Chinaski, viejo poeta con dientes podridos y deseos malsanos, carne de presidio y labios urbanos con voz de adolescente tardío. Chinaski, un paría amante del vino que nunca se baña y tampoco sonríe. Calzones cagados Chinaski, el perro pródigo de ritmo infernal en la mente de un lector burgués, aquel que vomita antes de empezar a leer su dosis de poesía. El gran Chinaski, el tipo al que solamente le gusta rascarse los sobacos y eso, efectivamente, hace en este momento. Eso sí, con mucho estilo y con una actitud para nada snob.
A Gerardo estos lugares le provocan un ataque de asma, para mi son el veneno que fulmina los sueños y para Chinaski son la cuerda que sujeta al ansia moribunda. "Maj kuar kuar", le dije a Chinaski y él asintió moviendo ligeramente la cabeza. Y hablamos del poder de las estrellas, de chicas secretas y la repentina muerte de nuestros amigos; de la obsesión compartida por las tetas de Madonna, del chantaje emocional implícito en la conducta amorosa de las mujeres y de cómo hay que negarte cuando el diablo toca a tu puerta; de cómo la belleza nos miente cuando la miramos a los ojos; de cuando el mundo es rojo, el sexo es confusión, la sociedad es un hoyo que te traga y.... de cómo, cuando la desesperación me gana y no cuento con un puto dólar para comprar anfetas o una cerveza, me corto a rape el pelo. ¿Cómo skinhead? pregunta interesado. "Yeah, casi". Una vez fui de nazi, me dice Chinaski como quien se prepara para dar una lección pero cuando me mira, se fija por primera vez en mi cardigan roído y mi vieja camiseta de The Smiths. "No, no soy célibe" aclaro sin saber bien el porque lo hago. ¿Qué esta arriba? pregunta Gerardo que ya se canso de bailar y aterriza en la mesa. "Nothing" contesto. Ambos sonreímos a mogollón y los tres seguimos el curso de la plática.
—¿Ya les conté la historia del tipo cuyo máximo placer es bolear a su purísima novia?- pregunto como quien quiere revelar un secreto maldito e interesante.
—Nope —contestan los dos un poco intrigados.
—El tipo es muy religioso por lo que no puede tener relaciones sin estar casado- hago una pausa para pagar otra tanda de cervezas y continuo- entonces hace esto: en el momento de mayor cachondeo, mete mano bajo la falda o pantalón de la chica, recuerden que es su purísima novia, y le sube el calzón hasta la madre; después, toma los extremos del calzón con sus manos y empieza a frotarlo con el movimiento clásico de un bolero: primero despacio y después de un rato, tan ultraviolento que la mayoría de las veces le rompe el calzón. Lo chistoso del asunto es que inmediatamente después, lleva a la novia a su casa y él se marcha a la suya a lavarse las manos como diez veces.
—Conozco mejores perversiones- contraataca Gerardo —como esa de leer revistas de mujeres bichis pegándose de cachetadas. ¡Y toda la revista es de eso!
—Cuando muera, aquí me gustaría esparcir mis cenizas —informa lacónico Chinaski harto ya de perversiones en teoría.
—¡Nos vas a contagiar a todos con tu mugre literatura! —digo y suelto una carcajada mientras pienso porque diablos me estoy riendo como un idiota y casi gritando agrego: ¡Hey Henry!, pronto me iré de Tijuana. Juro que te mandaré unas postcards de ocio y odio de todos los lugares a donde vaya.
—Me niego a ser una estrella pop —aclara falsamente indignado Gerardo para cambiar de tajo el curso de la conversación. [Gerardo se refiere al hecho de que salió un reportaje sobre él en la revista local de moda, cosa que yo paso por alto, restándole importancia y dándole, de pasada, en la madre al enorme ego de Gerardo]
—¡Es una vulgaridad! —afirma Chinaski mientras se suena las narices y nos enseña sus dedos llenos de mocos.
—¡Pinche poeta marrano! —dice Gerardo al levantarse de la mesa para perseguir a un cholo que corre como despavorido llevándose su mochila Quicksilver de treinta y cinco dólares como botín.
—Yes! Fuck Tarantino- grito eufórico al acordarme de cómo matan a Quentin en una movie que videe ayer y que, por cierto, no devolví al videocentro.
—Sí, estoy harto de geeks queriendo pasar como tipos duros. Duros mis dos grandes huevos —Chinaski se para y hace ese gesto obsceno tan habitual en él que me suelto a reír como idiota otra vez.
Henry no para de hablar: "Déjame que te lea mi último poema, se llama The Last Disco Song". No puede hacerlo ya que un borracho con cara de matón le grita "Cállate, viejo pendejo" y luego agrega un ofensivo "¡Eres basura, pinche gringo panochero!". Big error. Hasta ahí podríamos haber llegado. Eso fue lo que mató a Luca Prodrán. ¡Más que droga! el tipo presume sus puños y una mugrosa camiseta de Snoopy. Todo mundo sabe que a tipos polilla como este hay que darles una lección. Chinaski pelea bien. Un derechazo, otro más y a esquivar el golpe del rival; mañosamente Chinaski le escupe el rostro, le propina un rodillazo en los testículos y el tipo no cae. Las viejas reglas de la pelea callejera no aplican aquí y yo, con estas pastillas nuevas que me meto tan frecuentemente, alucino: revivo en ese instante la pelea de Kenobi y Vader, veo a Henry desenfundar un sable láser, el cuerpo del tipo en fuego y, al reaccionar, le grito: ¡Aguas Chinaski, que es una lesbiana power!
Odio la violencia, pero a veces la justifico. Sobre todo con los estúpidos. Todo mundo quiere participar en la pelea. Aviento una botella y esta se estrella en la rockola enrejada. ¡Es qué odio la música maquila! le comento al Señor Clap Clap que anda más colocado que el mismísimo demonio. No importa, la música sigue sonando. Maquila, música maquila. Un tipo de rostro tatuado que trae una camiseta blanca con la plegaria "Keep on truckin" escrita en dorado, amenaza con una navajota a Gerardo y le informa: "Ya te llegó la hora, cherokee" y Gerardo, entre el ruido y las risas de los que escuchan el diálogo, se limita a contestar con su ingenua cantaleta de "No me pueden hacer nada, soy de Ensenada" al tratar de esconder bajo un llamativo chaquetón amarillo huevo la recién recuperada mochila Quicksilver. Ya encarrilado, entro al quite y al verme la muerte instalada en los ojos, el malillón desiste en su intento no sin antes amenazar de nuevo a Gerardo que insiste en cruzar repetidamente sus brazos como Maravilla -la chica del lazo en la Legión de los Superhéroes- al decir "No me pueden hacer nada, soy de Ensenada". Mientras tanto, Chinaski propina un derechazo killer y aquel contrincante, o aquella, pierde por nocaut.
Sintiéndose victorioso, Chinaski mira desafiante a todos los que estamos en el lugar y, al darle un trago a su cerveza, se echa un pedo super tronador y ¡chumapues! Sátanas -mi perro que todo este tiempo había estado dormido bajo la mesa- se despierta aburrido, quiere y me obliga con sus ladridos a que lo saque a pasear. Lo hago y, al primer respiro de aire fresco, el méndigo se orina en un poste cercano.
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revisión 2004: El sacar a un personaje literario de un texto y utilizarlo en otro es un recurso común. Mi primera opción era Pat Bateman (de American Psycho) pero luego me di cuenta que nunca en su vida visitaría TJ. Henry Chinaski era una opción más viable y creíble. Bares revueltos y personajes (As Negro, Turístico, Kinklé). El poema que Chinaski no puede leer al ser interrumpido por un borracho pendenciero se hace presente en La Canción disco (Lejos del Noise, 2003).Mi amigo Gerardo Yépiz es un personaje en este relato. El final me parece, todavía, genial.
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