Miércoles. Todos nosotros y todas nosotras que vivimos aquí y somos jóvenes víctimas del moderno ocio hacemos fila para entrar a los clubes y sonreímos si tenemos un pase que garantice la entrada libre y sino pagamos el cover de tantos dólares y entramos felices y saludamos a los meseros que son nuestros amigos y a nuestros amigos que vienen detrás de nosotros y nosotras los esperamos en la barra en donde pedimos doble ración de cerveza o tequila o margaritas de fresa que siempre tienen mucho hielo y saben poco o nada a fresa y todos tratamos de evitar los especiales porque son combustible que nos fulmina rápidamente en la segunda tanda y nos deja a todos una horrible resaca a la mañana siguiente. Algunos resistimos y pasamos al tercer piso en donde se encuentran todos los conocidos bailando las canciones que todos conocemos y que todos estamos cansados de bailar y conocer pero que el dj insiste en poner porque todos las bailamos y conocemos y la pista siempre esta llena y el gerente observa eso y le dice al dj que siga igual y el sigue su consejo y todo sigue igual. Los que no bailamos platicamos entre nosotros y nosotras sobre el último grupo inglés que vimos en concierto o contamos nuestras aventuras en los chat rooms más weirdos en Internet y decimos ¡qué curado es todo! y observamos que las chicas se besan a veces con chicos y otras veces con chicas y a todos nos da igual por que si y por que no mientras bailamos y mientras platicamos acerca del último o el próximo party observamos que los chicos les tocan el trasero a veces a las chicas y otras veces a los chicos y a todos nos da igual por que si y por que no mientras bajamos a pedir otra tanda de licor y vamos al baño a mojarnos el pelo con cerveza y le pedimos al dj que ponga canciones de Pulp o de los Chemical Brothers y a veces queremos escuchar a The Human League y canciones disco y rolas ska e instrumentales jungle y onda house que sudamos y sudamos mientras pensamos que hay mucha gente y que ojalá que no tengan prejuicios estúpidos y que no sean de universidades católicas o de ranchos urbanos y que se sepan vestir cool y que sepan platicar acerca de la filosofía de Jung o el bienestar tecnológico aplicado y que sean polvo de estrella esparcido por la pista y que puedan manejar borrachos si nos dan ride a casa y que no les de pena bailar hip hop y que no se asusten con nuestros peinados raros y camisetas de "Disaster" ajustadas y esa imaginación que desborda libremente nuestra sensualidad y que abran la puerta y las ventanas que están cerradas porque hace calor y los vidrios se empañan y esta gente suda mucho y a veces huele mal. Salimos a la terraza a mirar un cielo vacío y todos nosotros y todas nosotras nos preguntamos porque no hay estrellas y confundidos vamos por más cerveza y en la barra conocemos a más gente y luego en una mesa nosotros y esa gente ya totalmente borrachos y borrachas platicamos sobre nuestra vida y nuestra maldita o bendita familia y de cómo intentamos ligarnos a esa chica o ese chico que nos gusta y todos nosotros y todas nosotras lo hacemos y nos paramos a bailar y sudamos mucho y a nadie importa si aquel chico baila "Heart of glass" con una chica u otro chico o con ambos montando una escena como de video de Madonna o si una pareja de chicas gringas cachondas se besan en la pista o si a alguien le va mejor bailar solo y todos nos reímos mucho y a veces vomitamos en el baño y volvemos por más alcohol y volvemos a sudar bailando éxitos viejos de Deee-lite y hablamos de política internacional y hacemos trivia sobre las Hong Kong movies que hemos visto y de cómo nos sorprendieron a todos y a todas fumando un joint en la terraza y el gerente nos regaño levemente y todos nosotros sólo seguimos el juego mientras alguien gritaba que olía a pot y el gerente estaba viendo que todos y todas estábamos bebiendo y fumando mientras nosotros y nosotras intentábamos callar a esos macarras estúpidos y a esos maricones horteras que nos desagradan porque a veces se pasan de intolerantes y después a todos nosotros y a todas nosotras nos dio risa al ver a esos chicos y chicas de universidades católicas que se asustan cuando salimos todos y todas a bailar lujuriosamente un tema de Nine Inch Nails mientras que nosotros y nosotras pensamos en que ya estaremos pronto en Amsterdam y que todo será mejor para todos los que disfrutamos bailando hasta el amanecer cuando otros y otras de nosotros encaramados en una silla damos show gratis cuando otros y otras nos besamos en el suelo mientras que otros y otras caemos de las escaleras y nos golpeamos en la cabeza o en otras partes del cuerpo y luego nos sentamos a platicar de una novia mucho mayor que nosotros y de un padre que pago la seño que nos hizo el favor o una madre que nos pega de cachetadas y que nos dice "¡Haz de andar ya de puta!" cuando nos ve salir o llegar a casa y del dinero que nosotros tenemos y del dinero que a nosotros nos hace falta y de cuanto nos jode el P.M.S. y de una carrera elegida que no nos gusta y de que a veces nos importa un céntimo que inventen situaciones que sólo nos interesan a todos nosotros y a todas nosotras y qué si abortamos y qué si nos tiene sin cuidado con quien nos acostamos y qué si todos somos borrachos y adictos a los sueños más estúpidos y qué si somos estudiantes clase @ y fáciles amas de casa y modelos en plan ejemplar y qué si somos amantes en turno del profesor o si somos el músico más famoso de la city o si nos sorprendieron robando chingaderitas en un supermercado y qué si somos Testigos de Jehova y mormones desmadrosos y judíos heterodoxos y qué si somos pansexuales sin cortapisa y punkies sin crestas y morros universitarios con la cartera llena de condoms y ninfetas desdichadas de pechos gigantescos y neorománticos de lipstick negro y trolas en búsqueda de emociones fuertes y trogloditas con pinta de modernos y qué si a todos nos gusta lo nuevo y el glamur y los excesos y estar borrachos y caernos de la escalera y flirtear y pelearnos y hacer todo eso que asusta a la common people adicta a estúpidos rumores. Todos nosotros y todas nosotras somos parte de un batallón platónico de antihumanistas rebeldes en eterno día festivo una armada de amantes en terapia intensiva átomos y nanotecnicismos que forjan un millón de sueños que se prodigan en escuelas y en diferencias marcadas por la inutilidad de los estereotipos y moldes caducos todos estamos desprovistos de ese margen de culpa impuesto por la tradición y la gran familia mexicana una equis un vacío la miseria y el fulgor de la city el orgullo de unos padres que jamás han sospechado en donde se meten todos sus hijos y que los premios que todos y todas hemos ganado son sólo discursos de baile para nuestros amigos los happy children of the revolution catatónicos perdidos entre el humo y los estrobos entre gringos y chicanos y negros y orientales y europeos nosotros seguimos siendo nosotros slackpies con ropa importada y de segunda con trusas Calvin Klein y eslogans de Brillo en nuestros cuerpos y wonder bras aplaudiendo con silbatos los aciertos del dj borrachos con tequila criminal y agitando inquietos los brazos en el aire y meneando las caderas y todo el cuerpo sudando la borrachera de felicidad y flipando en algún rincón para ahogar los problemas de nuestra vida isolada fuera de los clubes. Todos nosotros y todas nosotras criticamos al mundo que no es como el nuestro pero tan sólo un poco porque reconocemos que tenemos muchas virtudes pero también muchos defectos y que los aliviamos en alcohol y en drogas y en amigos y en amigas y en malditas o benditas familias y en trabajo y en sexo y en el sudor del baile con canciones de Inner City que repite el dj a mogollón. Ya lo dijo alguien antes: todos somos unos perdedores a los ojos de esos que ven con desprecio nuestra risa constante y que se asustan al verse reflejados en nuestros abrazos y nuestras pláticas y nuestros bailes y nuestras borracheras y nuestras peleas e insisten en criticar pero que nunca se atreven a sacar lo que muy dentro de sí esconden ellos de su sociedad ideal y ellos son peores y eso lo sabe cualquiera pero eso a todos nosotros y a todas nosotras no nos importa. Todos nosotros y todas nosotras no queremos escoger entre televisores y unos jodidos electrodomésticos que nunca usaremos como tampoco nos perturba el no pertenecer a una pinche familia feliz ni siquiera nos mortifica el conseguir o no un trabajo chingón en realidad no nos interesa y lo único que finalmente nos importa aquí y ahora es bailar y por eso y porque si y porque no asistimos libremente a los clubes de la city cada miércoles.
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martes, 20 de julio de 2004
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