(Tales from the Generation TJ) publicada en Bitácoa el 27/02/95
I.
Cruce la calle. La luz verde del semáforo se mezclaba con el olor de la alcantarilla, el puesto de hot-dogs y el uniforme negro del Grupo Táctico descontrolándome sin saber porque; estoy más que ebrio, pasmado en una nube de juegos peligrosos. La voz de Gladys, "Hey Javi ¿qué haces?", provoca la vuelta momentánea a la realidad. La veo, sentada en una banca de madera en la calle Constitución, vestida de blanco y negro y me veo, con mis ojos de bujías, dándole un beso en la mejilla. Voy a..., le digo, no sé ¿tú que haces? que frío tengo, me voy a sentar.
Ella me mira con aquellos ojos repletos de curiosidad como pensando ¿qué le pasa a este? Es muy extraño, le comento, hace unos diez años vine por primera vez a esta..., me rió ¿sabes a qué? Queríamos autógrafos de David Haro, el que cantaba ¿cómo se llamaba la canción? No me acuerdo. Gladys inquiere de manera casual ¿no era ese el esposo de una conductora de tele bien fea? Oh no, le digo, ese es Álvaro Dávila y su esposa Paty Chapoy. Es tan estúpido que sepamos esas cosas Gladys pero ella no atiende, está escuchando la conversación telefónica de un maricón vestido completamente de rojo. "Te odio, Toña, te odio. Ve por tus cosas cuando yo no este, cabrona", dice el susodicho y cuelga furibundo el auricular, se da una media vuelta y vemos por fin su cara, trinando de coraje.
Ah, la vida de la otra gente es siempre más divertida que la propia o, al menos, eso parece. Unos cuantos minutos después pasa por ahí Gerapunk, amigazo de prepa y prototipo '89 del look pre-grunge; recuerdo que él me invito mi primera cerveza -una Coors- que nos tomamos afuera del Iguanas antes de entrar a un concierto. Las preguntas de rigor: ¿Cómo te ha ido? Bien. ¿Qué haces? Nada ¿Estás trabajando? No.
Esta última respuesta nos liga en la plática a Gerapunk, Gladys y a mí: ninguno trabaja y ninguno tiene la mínima intención de hacerlo. ¿Cómo le haces?, pregunta interesado Gerapunk y yo, le digo desvergonzadamente, I’m a profesional blagger. Nos enfrascamos en una discusión sobre lo que se necesita para ser uno de ellos: primero, les digo, no juntarse con gente de menos recursos económicos que uno;"Si", asienta Gladys con una sonrisa casi matutina; "pedir dinero prestado pero nunca prestar y conseguirse alguien con coche para eso de los rides", agrega Gerapunk. Claro, digo, tener buena apariencia personal, una que otra vez pagar algo (lo más barato), contar con amigos que te presten la ropa adecuada y no dar el mínimo indicio de tu ausencia de fondos.
La risa nos gana y atrae el interés de una señora regordeta en sus sixties, que me mira tratando de reconocerme. Desde la banca, jugando al payaso, alzó el brazo derecho y con los dedos le lanzo un peace & love. Ella lo toma como contraseña, se acerca a saludarnos presentándose como Gloria e interviene un poco en la conversación. Después me enteraría que es un big personaje en el submundo de la Zona Norte.
Empieza a llover, Gerapunk se marcha a su casa y yo camino con Gladys casi a la una y media de la madrugada por el callejón, contándole mi último desatino amoroso. ¿Gloria? se aleja risueña esperando otra ocasión para conocerme mejor.
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