A veces, el fulgor del hype es tan engañoso. Uno no puede vivir en el pasado y tratar de sostener viejas glorias o luchar por siempre contra leyendas negras que ya caso ni tiene revisitar. Uno no puede creerse todo lo que ve, escucha o siente (lo sentimos, mas que escepticismo es sentido común). Por eso, si hace un par de anos la revista Newswek declaraba a la city como una de los nuevos centros de cultura y vitalidad era, siendo cuasi objetivos, un reconocimiento tardío a lo que sucede en ella, un acto de validez desde el mercado que insiste en dictar nuevos campos de atracción y extender la posibilidad del bussiness as usual. Tijuana, ya se ha dicho, va mas rápido que sus artistas y sus críticos.
Sin embargo, contrario a ese encasillamiento tan exótico como reduccionista, Tijuana nunca ha dejado de estar de moda, en boga, marcando tendencias, haciendo un preview del futuro inmediato justo en el instante en que esta a punto de ocurrir. Quien escribe la historia reciente es una metagenaracion de artistas tijuanenses que va por la vida sin disfraces, sin cortarse, sin tomarse muy en serio esto y aquello mientras ve como se diluyen mitos (el principal? El tener que abandonar la ciudad para poder acceder a un reconocimiento o éxito relativo), que conoce y se mueve por toda la city, que fluye por redes de trabajo y colaboración ya sea con instituciones, la iniciativa privada o siguiendo la máxima punk del Hazlo por ti mismo. Tijuana open source.
La juventud, decía Bourdieu, es sólo una palabra, una categoría mas para englobar a un segmento poblacional o, según acota Rossana Reguillo, “un acuerdo social y productora del mundo”. En la city, los actores juveniles ya sean incorporados o disidentes (al consumo cultural o los esquemas de la cultura predominante) han dado muestra de su capacidad de mutación y su desparpajo al entrar en terrenos en los que el discurso oficial se hace añicos, la otredad se instala en la mesa de discusión y la contradicción de sentidos-resultados se vuelve parte del entorno creativo (un posmodernismo faribolesco, el arte del reciclaje, loops urbanos, las fronteras porosas, el feeling de estar siempre en un vortex auto representativo, la estética de lo feo, la calle). Una nueva hornada que propone, ante la situación actual tijuanense, a la cultura como antídoto contra la barbarie (Sergio González dixit).
¿Qué les mueve? ¿Qué proponen? Entre sus intereses esta la recuperación de la ciudad, el rescate y movibilidad de los espacios, la apuesta de la fiesta y el placer que da el vivir en una ciudad so bizarre como la nuestra, el enfrentarse a una realidad social que permite casi todo. Si, pero van mas allá uniendo ese dejo querendón con la ironía post PC, la critica académica con la postura del que vive la calle con esa naturalidad cotidiana, la búsqueda por nuevos lenguajes con la apropiación y resemantización de lo considerado ordinario (eso que a la mayoría les parece algo innecesario, superficial y hasta vulgar). Es por eso, entre otras muchas razones, que sus productos culturales (libros, música, diseño, arte instalación, video y plástica, entre otros) encuentran cabida en sitios tan diversos como exposiciones internacionales o suplementos marginales. Son, naturalmente, super mediáticos.
Annie Le Brun externaba en su libro Del exceso de realidad que “si la juventud aun pudiese tener una belleza, esta seria la de su desesperanza capaz de incendiar con sus preguntas vitales lo que la cultura se empeña en reducir a cenizas”. Pienso en la labor operativa del Colectivo Nortec y su híbrido audiovisual post fronterizo; en las exposiciones plásticas Diagnósticos urbanos y Larva (que dieron origen a tantas criticas y diatribas por lo disparejo / ambiguo de su criterio curatorial); en el surgimiento de esa divertida nueva escena pop que se puede situar –tras el suceso Nortec- en la cresta de la ola musical (la apuesta esta en grupos como Shantelle, Ibi ego!, The Polardroids, Aeroplanos, Nina Cámara, entre otros); en la imagen cándida de la city y sus protagonistas que aparece en cadena nacional vía los documentales de Bulbo; en el lado B presente en la Imagineria audiovisual de Art Core; en los talleres de video y música para adolescentes instrumentados por un conjunto de colectivos (Nortec, Bulbo, Yonke art.Pragma) para formar nuevas generaciones de creadores; en esos escritores de culto, los novísimos que recien llegan o aquellos que llenan las paginas de fanzines y poemarios (Heriberto Yépez, Omar Pimienta, Paty Blake); los artistas plásticos que empiezan a cotizar en mercados regionales (Julio Orozco, Tania Candiani, Jaime Otis); la generación de punk djs que animan la noche tijuanera; los crews de neo-grafiiti que insisten en ver a la city como un gran lienzo; la presencia destacada de teatreros y grupos de danza independientes en congresos y muestras nacionales; la explosión del hip hop callejero, convertidos en cronistas de la periferia (Sociedad Anonima, Tijuas Steelo, Legión Marvel); los otros sellos discográficos (Static, At.At, discos Invisibles, Eklegein) que representan al underground mas experimental; en la nueva media interactiva que significa ese casi medio millar de blogs –bitácoras en internet- que documentan de todos los ángulos posibles la vida en Tijuana. Tal vez algunos de ellos no muestren u oferten la visión que quiera el mainstream y sus acólitos pero, el infaltable pero, no se puede negar que ahí, como dirían Los Fresones Rebeldes, algo hay.
Esos y otros up-coming artists buscan reflejar, como apunta la investigadora Fiamma Montezemolo en su texto Tijuana no es Tijuana, no una Tijuana, sino miles de ellas, por que saben que la city es ese “juego continuo de diversidades, de verdades simuladas” y que deciden, al fin creadores, “no mentir acerca de si mismos sin por eso tener que decir La Verdad.” Ellos, al final, saben que forman parte de algo que no necesita líderes, que el verdadero enemigo es el pensamiento único y que, como dice aquel viejo bolero, sólo se vive una vez.
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