Fue una procesión desgarrante de negros y olvidos, cantando viejos temores, rotos por el vendaval del SIDA; bailando desnudos, excitados entre humo cruel y anestesia.
Videando su cuerpo estrellado por la disciplina hiperdulía, hábilmente toma el licor de números nones para dispara besos con sabor a muerte en ese espejo de suerte maldita.
En el centro de la rabia, el himen intacto y la boca sucia, locos tatuados, riéndose en cuclillas, comen de otra basura; ella y sordos decibeles, puto esfínter humillado en dramas baratos.
Vanos golpes, secuestros oblongos a la pasión estéril, cojones y sus gritos, mentiras con cara de chico bonito; testigos obscenos, crucifijos risueños y videocámaras Sony.
La casa estaba ardiendo a través de huesos y sollozos, vomitando “Muchas Gracias” y billetes de dolor venenoso que rompieron la estática puerta entre infiernos y ríos de semen.
La cerda irónica escribe “Te jodí” en una servilleta de turbia belleza, pensando en azúcar y cristales rojos que limpian la prueba del deseo marchito e injertan un sádico miedo.
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revisión 2004: Umm, de mi periodo Corcobado? Terminó siendo una canción entre industrial y dark spanish pop en las manos (y sintes) de Los Santos Oleos. Ah, tiene un guiño, super evidente, a uno de mis fanzines.
miércoles, 16 de junio de 2004
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