miércoles, 30 de junio de 2004
10. TRIGGER HAPPY POLICE
Fulgor de Sangre. Su cara en televisión. ¡¡MULtiASEsino!! Pánico en restaurante fronterizo. Imágenes exclusivas. Todos los detalles. Ahora volvemos, después de estos comerciales.
Voces ocultas, sonidos chocantes, white noise radial y helicópteros en la sala son los disparadores primarios de su intento depredador. En su mente no hay una salida que no sea ésta. "I've to do the right thing", se dice a él mismo frente al espejo. "For my race, for my country, for myself". Del trailer park a la calle con la firme intención de convertirse en SOMEBODY más famoso que el loser ese de McDonalds. Al llegar al sitio elegido, los motivos del lobo urbano se manifiestan en su rostro: fan 187 del Club Metzger, intoxicado x los olores de los perfumes de imitación + la grasa recalentada + los prejuicios.
Decidido a romper la inercia clasemediera, inicia el party con múltiples disparos. Los que se van y los que se quedan, todos juntos están ahí mezclados entre rastros de hamburguesas con doble queso y malteadas de fresa, entre chillidos histéricos y oraciones mal dichas. El ahora se vuelve relativo y la locura, instantánea. Pánico neutro en sentido multidireccional, una tormenta de plomo que no reconoce justicia.
Correr. Disparar. Saltar. Disparar.
Gritar. Disparar. Empujar. Disparar.
Arrastrar. Disparar. Ocultar. Disparar.
Disparar [again]. Todo bajo control. Niño gritando a 120 decibeles por sus padres alejados tan sólo a dos metros. No molestes a tus padres [Repite]. Todos tiemblan y no saben lo que pasa. ¿Un sueño, una pesadilla, una sobredosis de morfina? Adiós amigos, han sido seleccionados para irse a un mundo mejor. Kabom, they're dead. Un sorpresivo cambio de mira e irónico pregunta "¿Connais, connais ton Diue?" a una pareja de ancianos con principios del mal de Parkinson. No escucha sus lágrimas, no ve sus lamentos. Kabom, muito prazer. El siguiente target es una yuppie atrapada en la ocasión gracias a su debilidad por la junk food, ¡Oye woman, te voy a poner a brincar! Kabom, sayonara. Todo bajo control. Allá atrás, macho mexicano moja pantalón Levis 550. Kabom, bye bye manteca. Acá enfrente, señora vieja suplica misericordia aferrada a una cruz. Kabom, ciao estúpida. Aquí mismo, joven pareja reza abrazada. ¿Are you married? pregunta. Sus nervios son de cristal; las caras, cemento seco. No contestan, sin micrófono no escuchan. Kabom, kabom. ¿El resto? (asustados, muertos de miedo, heridos de impotencia). Olor a orina... y la sangre corriendo like a bunch of niggers in a fuckin' riot.
Esto parece un performance que no se verá dos veces. El día de mañana todos serán letras y fotos en periódicos, polvo de estrellas. ¡Hey guys, no puedo continuar si no se callan! Allá, acá y aquí. El caos divino, el anhelo de "que no me mate, que no me mate" se convierte en un angustiante mantra cuando siguen los gritos y los disparos. ¡Opérate el alma, cabrón psicópata!, es la voz de una valiente suicida. Go to hell, bitch. Kabom, kabom, kabom. Ropita de happy face ensangrentada, otra abuela que ya no verá correr a sus nietos ni ellos podrán correr y ver a su abuela. Kabom [again] y risas de poder, muchas risas.
Sintiéndose dueño de un puñado de vidas, el protagonista come papas fritas mientras patea con sus botas negras al mal siervo. No ketchup, no sal y la quijada rota del empleado del mes. Un trago de Coca Cola y esa imagen sin rostro erupta, brazos tatuados que contienen una ira parcialmente humana. La memoria se convierte en una noria de vértigo y electricidad. Diez se convierten en veinte, sonidos de patrullas y magnofón, ya son treinta y siete. Lento close-up. Escucha otros disparos que no son suyos. Cerca del récord, decide ir a por más. Nueva perfección entre Air Jordans y vipers regados en el suelo, blackids que ya nunca más venderán crack. Kabom [twice]. Paneo con voz en off. El recuento de los daños será mayor pero no habrá quien pague la factura. Alejamiento frenético y corte a comercial. Yeah, habrá quien diga el porqué pero no quien diga un "yo lo sé". Kabom, Tous sont morts.
Casi.
Too close del fin, cambia de opinión y decide dejar libre a una chica feucha que seguramente es estudiante de administración en una universidad pública; esas hembritas se distinguen fácil por la ropa comprada en Sears o en almacenes de ese tipo. Sonríe mientras piensa que alguien podrá contar su historia y vuelve a sonreír al pensar en voz alta: "El mundo necesita más oficinistas con carga de culpa". Le grita a la chica feucha: "Go girl! run for your fucking life. You'll be a fucking tv-tabloid megastar, thank you very much". Divertido, la exhorta a cobrar mucho por las interviews y decir que esto es lo peor, lo peor de su vida.
Muerta de miedo, la chica voltea indecisa y se incorpora temblando, corre como loca y sale con el alma en vilo por la puerta principal. Cuando la multitud, arremolinada frente al lugar, la divisa se echan a gritar hurras y convertida en un sólo ente, aplauden con estruendo que molesta un poco por lo festivo que resulta dentro de la tragedia. Y ella piensa: "Oh my gawd, oh my gawd, I hit the jackpot" y ya sueña ilusa con ciento cincuenta mil dólares por su historia y un papelito de extra en la próxima movie of the week.
Afuera, la mamá de una de las víctimas llora ataviada en traje dominical y un peinado de salón; los avispados vándalos de siempre, primos de uno de los chicos negros muertos, intentan saquear una tienda vecina al grito de "QPS Rulz" pero la policía municipal frustra su acción en cuestión de segundos; la cámara enfoca a una persona con una pancarta hechiza que dice "Saludos a Texas" mientras que la reportera del canal estrella se deleita al recitar la biografía del asesino, una primicia de impacto. Ya sé sabe, le gustaba torturar animales, golpeaba a sus amiguitos, problemas de adaptación, delincuente juvenil, un año de probation, estudios incompletos, pérdida constante de empleos por mala conducta y holgazanería, welfare y confeso pothead en relaciones maritales conflictivas. El protagonista es, efectivamente, todo un caso de impacto.
Adentro, el silencio es ya mortal y empieza a resultar aburrido por lo que, sudoroso, el también decide salir empuñando su arma. Al fin es el protagonista de su propio show: tele en directo con sonido dolby a nivel costa. "It's so great! 15 rating points and growing", confiesa entusiasmada la simpática reportera del canal estrella. El protagonista llegó a la meta en primer lugar y sabe que su última amante no cabrá en sí del orgullo, "I'm a big, big man" parece decir al momento de sonreír con una mueca de explícita superioridad.
La atención del público le provoca un orgasmo bestial como ninguna de esas putas del Bulevar Principal se lo han hecho sentir jamás. Para el protagonista salir en tele es más divertido que polvearse la nariz y leer historias sucias para luego colgarse un letrero de "Out of service", más emocionante que masturbarse en los camiones con la mano izquierda mientras se lleva a la boca un Twinkie con la derecha, más intenso que alucinar toda su maldita vida corriendo en fast forward como si fuera un film sin aplausos ni risas grabadas por respeto a los patrocinadores.
Bad news, los chicos de la ley sólo quieren divertirse con el protagonista. Ya no hay réhenes y al ver su puño en alto, el final del protagonista es simple aperitivo para unos trigger happy police amantes de la justicia. Una lluvia de balas, una voz de pólvora y metal que suena a oración...
Padrenuestroqueestasbang
enloscielos,santificadoseabang
tunombre,benditoeresbang...
Antes de caer, bañado en un pastoso líquido rojo, el protagonista sólo alcanzo a gritar: ¡Respeten a la Madre Tierra!
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revisión 2004: Serial killer meets talk show scene. Un lenguaje de cómic, mucha marcha hip hop, giños a asaltabancos from the 70s con conciencia social, a la sintaxis de los futuristas, al discurso de los neofascistas californianos, ironía políglota. Ese final de rezo y balas lo soñe. El despertar del sueño americano.
martes, 29 de junio de 2004
11. MI HOMELESS FAVORITO (remix)
Dudi pertenecía al grupo de las víctimas. Dudi era uno de esos sujetos que el resto de nosotros -los muy correctos y honorables ciudadanos- nunca tomamos en cuenta y que, en el caso de hacerlo, es para señalarlos como aquellos que abandonaron el ideal de vida feliz para refugiarse en un submundo de mierda y escoria en el cual pululan los enfermos terminales y eternos parásitos de final de milenio. Ese submundo emergente que tanto les preocupa a David y Billy, fieles guardianes del buen gusto y la estética clasemediera.
Y bien, estaba claro que a Dudi, aparte de enfrentarse con la cabeza baja a esos neofascistas junior, se le iba la vida peleando con fantasmas imaginarios, vicios reales y piojos incrustados en su cabeza llena de melancolía y culpa. En sus hombros cargaba el dolor de oportunidades rotas, en el rostro se podía ver la impotencia por no encontrar una salida y en el pelo, el infeliz llevaba tatuado el dilema del cielo e infierno; para él todo era un sucio espejismo barato de inconsciencia alcohólica, que disfrazaba en su memoria mientras alteraba una y otra vez su historia de junior enganchado al placer fácil y sobre todo la deuda, su terrible deuda, que lo agoto como persona.
¿Tenía 23, 34 o 45 años? Imposible determinarlo tras esa apariencia sucia y sin cordura, pero no creo que eso importe gran cosa. A veces pienso si Dudi alguna vez tuvo futuro y no creo que ni remotamente él se haya imaginado que terminaría sus días y noches durmiendo en la calle sobre cartones, cubierto de periódicos y comiendo sobras, las malditas sobras de gente sin rostro ni nombre. En San Diego los llaman homeless -gente sin hogar- pero aquí son locos, locos y nada más como sí con eso pudiéramos ponerlos al margen y olvidarnos de ellos, de pasar a su lado y verlos como si fueran la molesta y jodida basura que alguien dejo fuera del bote.
Dudi y todos los demás: barcos a la deriva, personas que existen pero que no cuentan, gente cuya única oportunidad de salir en tele o en los diarios es cuando mogollón de ellos mueren de frío o en uno de esos reportajes anuales en los que los medios de comunicación purifican su conciencia social mostrándonos lo afortunado que somos al no malvivir una miserable vida como ellos: locos del centro, winos de la zona del río, drogatas del Bordo o pandilleros de la periferia y etc.
Pero Dudi tenía una gran personalidad y suya era la esquina de Cuarta y Niños Héroes; esquina para pedir limosna, esquina para gritar sus sueños, esquina para orinar la angustia y esquina para retar con sus diatribas a la miseria que arrojaba su imaginación anestesiada. Paradójicamente, Dudi creía en un ser creador y ocasionalmente olvidaba su locura, o la reafirmaba, para hablar del momento justo de salvación y ¡cómo oraba! como si lo impulsara una fe y una entrega que no he visto en años en los beatos de cualquier iglesia a las que concurro. Se hincaba, miraba al cielo y pedía por el fin del pecado y de la guerra y de la injusticia y de la pobreza y de... tantas cosas que ya no recuerdo. Conmovía con su fervor sincero y algún obrero al pasar, resentido por los horarios y la mala paga, decía agresivo "pinche loco" y él se reía, sabía que era cierto que era un pinche loco al pedir por imposibles, que la paz no se logra con plegarias y que la guerra es, como han dicho tantos, la mejor medida de higiene para limpiar al mundo de gente buena y mala. Yo, siempre tan afecto a los predicadores televisivos, un día grabe su voz en un cassette Sony de treinta minutos; hace poco he vuelto a escuchar la cinta y, lo confieso emocionado, realmente Dudi era bueno en eso.
Un día, camino al trabajo, pase apresurado por su esquina y el me dijo: "¡Hey licenciado! ¿Para qué nos sirve un cáncer en abril? Necesito algo mágico que me arrebate, chutando a izquierda la luz brillante. Qué calor tan intenso y yo, ya no resisto más el tenedor clavado en el culo". Sonreí porque me parecía muy loco que sus frases tuvieran ese tinte poético a lo Lou Reed y le conteste: "Hazlo por nosotros, los eternos culpables de todo". El sólo estiro el brazo para alcanzar un billete de diez pesos que significaba algunas veces piezas de pan y otras tantas, las más, una botellita de tequila para tranquilizar un poco el hambre en el alma.
Al paso de los meses se hizo habitual buscar su sonrisa perdida entre el correr de la gente y el ruido de los coches, entre los uniformes impecables de los niños de las escuelas vecinas y los gritos e insultos de los taxistas en doble fila. Era el espejo azul de lo que no queremos llegar a ser, la señal de advertencia y el riesgo implícito al evadir la pregunta primigenia de quienes somos y a dónde vamos en esta bola de confusión que es el mundo.
Esta bien, ahora ya nada importa, la vida de Dudi es historia y sus diatribas tan sólo un recuerdo que escucho en mi walkman Sony; Dudi murió sobre el cemento desnudo y sin amigos. Dicen que de pena y olvido, que su cuerpo frío olía a mierda y alcohol. Nadie se intereso en su suerte, nadie noto su ausencia en la esquina Cuarta y Niños Héroes, nadie extraño sus gritos y plegarias. Y yo, que lo supe después, comprobé tristemente que gente como Dudi nunca tiene un funeral, no hay obituario en la prensa ni múltiples coronas de flores ni nada que nos recuerde su paso por la vida. A gente como David, Billy y sus amigos tampoco les importo mucho el deceso; en esta ciudad hay tantos personajes como Dudi que ellos siempre encontrarán algún otro con el cual entretenerse.
Ayer pase por esa calle y vi a otro homeless adueñarse de la esquina. Lo escuche hablar y mover su flácido cuerpo como si estuviera furioso por algo. Era obvia la razón de su enojo: nadie le daba dinero. Pobre infeliz, no tiene el carisma ni el talento de Dudi, mi homeless favorito.
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revisión 2004: Por años he recorrido las calles tijuanenses. Conozco de nombre, santo y seña a muchos de los que viven en la calle. Tenía un par de amigos neofascistas. Este relato es el punto de encuentro de esas dos visiones de la vida.
lunes, 28 de junio de 2004
12. TIJUANA PARA PRINCIPIANTES (bonus track)
We know your old game, give us a bad name
but we don't care, that's the fuckin' true
play the scratch one more time because
TI-TI-TI-TIJ-TIJ-TIJUANA IS COOL.
Mi city no es solamente una calle llena de gringos estúpidos viviendo un eterno verano e indios bicolores que venden flores de papel, de burros rayados y maletines de joyería chafa, de mustios ojos rasgados con videocámaras Sony, de terrazas llenas de motherfuckers que beben poppers y besan el suelo buscando una mexican señorita, de periodistas extranjeros persiguiendo una leyenda negra que sólo existe actualmente en su negro culo. Mi city es una chica de ahora, deseo y pasión desbordante, semi atrevida como una de las movies porno del Gran Cinema y semi virtuosa como beata franciscana, brillante como anuncio luminoso de refresco de cola y obscura como cualquier calle de la colonia 3 de octubre.
Mi city es una jaula de ilusiones llena de espejos, poetas de la mendicidad y aspirantes a pop stars. La pobreza está en los suburbios y Dios en cada iglesia, en los spots digitales de la televisión, en el ingenio y destreza del computer world que no niega el lado darkie del asunto. Ese que existe en los cientos de residencias en las cuales se respira con miedo, circuito cerrado y vigilancia privada. En los clubes y discotecas -hi & low- que son orgullosa y estúpidamente racistas. En los trolos y wannabes, figuras decorativas de la nota social, que se revuelcan en las aguas turbias de un weekend lleno de alcohol y droga. En los restaurantes high class con cucarachas y manteles quemados, en las malditas fondas de comida grasosa y sudor asfixiante. En el rumor del uso de carne de perro en los puestos de tacos, en la confirmación visual de policías mordiendo a los benditos turistas. En los teatros y casasdelacultura vacías casi siempre, en los suples culturales en donde escriben siempre los mismos de lo mismo. En los colegios elitifascistas que preparan los nuevos cuadros dirigentes, en las monjas modernas en carros del año. En las nuevas universidades para profesionistas chatarrra, en la feroz jauría de licenciados peleando por power and money. En los mercados populares y la unión de inútiles organizaciones políticas. En el orgullo de los viejos pobladores y el fanatismo provocado por el mito de Juan Soldado. En las fábricas de misiles ocultas en los suburbios, en los desechos químicos tratados como juegos de niños. En los malísimos programas radiales de denuncia, en sus ecologistas ready-made con afán barato de promoción. En los monumentos escondidos a héroes olvidados, en las playas contaminadas por aguas negras. En los cantantes ambulantes y limosneros con lentes ray-ban. En sus locos sonrientes, limpiavidrios con jeans Guess? y una multitud de videocentros. En los jóvenes winos y los friolentos homeless en la zona del río. En la cara, morena por el sol, de ese chico minusválido sonriendo como freak desde una caja de madera en el downtown.
Una perrera al rastro, por favor.
Mi city tiene una zona de tolerancia para amantes de las infecciones y el asunto sádico del sex for money. Hoteles de paso e mogollón de ilegales en pos del sueño americano. Una central camionera en la que ávidos polleros y carteristas se pelean por clientes elusivos. Funciones de box y lucha, canales locales de tele, cine para ratas. Activistas entregando folletos que pregonan las ventajas del sexo seguro, prostitutas seniles y chochas ofreciéndose a 50 pesos, jovencitas quinceañeras por cien. Juegos mecánicos, carpas de circo, niños de la calle y superestrellas de los noticieros jugando patchinko. Pederastas gringos en busca de blow jobs por five dollars, motociclistas infernalmente altruistas, pochas en minifalda y alguna sureña de la Pancho Villa en topless. Una página roja full de homicidios, violaciones y robos. Mogollón de bodegas que ocultan capitales que no pagan importación, casas de cambio y poderosos lavadólares. Un odio indiferente a chilangos -buena onda o hijos de la chingada- por igual. Bandas de rock, grupos tropicales y sonido pachuco como soundtrack para los parties pasados, presentes y futuros. Intelectuales y punkies reciclados resistiéndose a morir. Arte popular en el Cecut, tiendas exclusivas en Las Torres. Cafés y video bares. Un resurgimiento de los fuckin' cholos, conejillos de las indias para estudiosos del Colef. El curado spanglish para los herederos de 91X y La Poderosa. El despegue irreverente de la Zine Generation. Una colección de maquila-girls ranchograndecasablanca que se arreglan su copete aquanet mientras tararean el último éxito grupero y cosas así. Calles llenas de baches y antenas parabólicas en casas de cartón. Pochos who never learn to speak spanish y que vienen a comer tacos with mucho guacamole and to buy some galletas and cobijas pa' taparse del frío racial en su home. Tarjetas ladatel, cruisin' cars en la avenida Revolución. Carritos de hotdogs, juniors prepotentes, skaters adolescentes por todos lados. Centros comerciales como lógica tentación, agencias de modelos y periódicos amarillistas. Bestias al volante, secuestros sin sentido, nazis morenos pero igual de pendejos. Iglesias y sectas weird que nadie sabe de donde salieron pero que cuentan con divertidos infomerciales en televisión. Camiones recolectores de basura, influjos de coke, gbh y crack sandieguino en la principal arteria. "Votamos por el futuro y nadie nos escucho", "H.E.M.", "Mucha policía, poca diversión", "Viva Cristo Rey" son sólo placazos en las paredes de la city, gritos que todos ven pero que nadie escucha.
Mi city es un punto libre y un aparte sin censura, un rincón lleno de contrastes y esperanzas, mosaico de posibilidades y frente en alto; es un desfile de marcas no registradas y logos de neón, de cadenas y franquicias; de personas y sentidos en dolby stereo, de lucha y de intentos, de sueños en technicolor y realidades cotidianas. Como diría un home-boy de la Liber: We're very proud to live here en la city fronteriza más visitada del mundo. Do you understand that, ése? Si no, fuck off.
viernes, 25 de junio de 2004
BUTEN SMILEYS es un libro, idiota
Buten Smileys no es un grito desesperado ni el diario íntimo de una juventud en éxtasis. No, ese no es su propósito, ni Buda lo quiera. Anyway, it´s so fuckin´uncool ingerir drugs o intentar catequizar en contra de ellas.
(Stop! this is only a mongoloid subliminal)
Buten Smileys es hip hop, cut up, sampling y triquinoise.
Buten Smileys son relatos cortos, diatribas, home pages, personal thinkings y guiños al cómic más bruto.
Buten Smileys le propina una techno madriza a la tristeza y es, en efecto, un producto de la Campaña Permanente Pro-destrucción del Lenguaje pero, mucho ojo, no hace apología a ningún discurso ramplón. Aunque, hay que señarlo, Buten Smileys celebra la natural biculturalidad of Tijuas.
Buten Smileys es violencia gratuita, cursilería sin futuro, la estrategia de Peter Pan, new songs for the reckless, leyendas urbanas so twisted y dj´s en esperanto. Si, pero Buten Smileys también es pasión weird, crítica asertiva, electricidad a tope, desencanto religioso y una visión trágicamente cosmopolita.
Buten Smileys es el encuentro imposible de Bret Easton Ellis vs Andy Warhol en un bar repleto de poetas borrachos y socialités en recuperación. Un bonche de loseritos buscando follón. O una fiesta damage con la música bestia de Sonic youth y la coreografía de mogollón de ravers hedonistas. O el electro-rant a fluor en fila al despeñadero de las buenas intenciones.
Buten Smileys es la calle vuelta revolución.
Pd: no necesitas se un freak para poder leer Buten Smileys (Yoremito, 1997). Un chingo de caritas sonrientes no pueden equivocarse.
* tomado de un flyer para anunciar la salida del libro
jueves, 24 de junio de 2004
ESTO NO ES UNA SALIDA. Postcards de ocio y odio
(postcards de ocio y odio)
01. Anto Endo Forever!
02. Felices como Alicia
03. Warhola
04. En los supermarkets (se roba a mogollón)
05. No hay nada que hacer
06. Tan cute
07. Sister Violence
08. No supe cuando el destino mató al último sueño (que durmió conmigo)
09. Han atrapado a Dios
10. Aun bebo solo
11. Angélica says
12. U.P.C.
13. Vómito en el freeway
14. Signos
ADVERTENCIA: TODO ES MENTIRA. TODO ES FICTICIO. TODO ES INVENTO.
(and please, don't bother me asking stupid questions about this work.)
EPIGRAFES:
1. "Y me sigo preguntando que hacemos con tantas horas. Nos las vamos a
fumar inevitablemente..." Mar Otra Vez
2. "Quizás olvide el dinero, mis caprichos y derroches. Quizás olvide el trabajo, recompensas e ilusiones. Quizás cambie de vida y busqué riesgos y emociones. Pero algo quedará, algo permanecerá..." El Aviador Dro
3. "Miedo, recriminación, inocencia, simpatía, culpabilidad, fracaso, dolor, eran cosas, emociones, que ya nadie sentía de verdad...." Bret Easton Ellis
4. "Puedes pensar que es sólo por epatar. Y no te falta razón..." Alaska y Dinarama
El libro fue editado por la editorial independiente La Espina Dorsal en 1995 -aunque salió en abril del 1996- con el prólogo de Guillermo Fadanelli (todavía conservo el fax original) y las ilustraciones de Rubén Bonet. La presentación oficial del libro fue en la sala de usos múltiples del Centro Cultural Tijuana el 20 de abril de 1996. Los presentadores fueron Myrna Angulo y Roberto Castillo.* Al principio eran 13 relatos los que iban a publicarse en un formato tipo fanzine. Una autoedición de autor que reunía textos escritos en el semanario Bitácora y en la sección cultural de El Heraldo, en fanzines como El Centro de la rabia, El Olor del Silencio y otros. Se quedaron en el camino textos como: Happy children of the revolution, Die Lollapaloza die, Perdidos en el macroclub, El club de fans, Que sabes tú de la vida, Mata a tus idolos idiota, D (de donas y depresión), Weekeend y Mi generación o es una X. Sólo sobrevieron ese primer intento: Felices como Alicia, No hay nada que hacer, Warhola y Vomito en el freeway.
** Los textos 1 al 5 y el 15 fueron leidos en «Crónica noventera: Losers, obsesiones y weekends» un 24 de noviembre de 1994 con la ayuda de Haydé Zavala (en la lectura) y la presencia de Los Santos Oleos en la parte musical en el café literario de la Casa de la Cultura tijuanense.
*** Hubo otro par de presentaciones: una el 24 de abril en Mexicali (a la que no fue absolutamente nadie. Bueno, una chica del programa universitario local que me entrevisto) y otras en Rosarito (de esas, sólo recuerdo la del 15 de mayo en el bar Góndola junto a Noé Carrillo que presentó su poemario El tiempo cada día).
**** La imagen de arriba muestra una primera edición como fanzine (mediados del 95, incluida los textos 1, 2, 5, 10, 11, 14 y otros tres: Lost in space, Blagger, Manifiesto Hate. Este último heredaría su primer párrafo al Anto Endo forever!) y una primera propuesta a la editorial La Espina Dorsal (sniff, sólo me aceptaron algunas tipografías para los títulos. Ahí ya se incluían los textos 1, 2, 3, 5, 7, 10, 11, 13, 14, 15 y otros tres: Lost in the macroclub -antes llamado Lost in space-, Blaggers y Otro viernes quedaba atrás que no quedaría en la selección final).
***** Diagrama de culatas fue el último texto en añadirse a la versión final (aunque fue escrito en 1993 y publicado ese mismo año en la sección cultural del diario El Heraldo).
miércoles, 23 de junio de 2004
1. ANTO ENDO FOREVER!
"La vida realmente se repite en sí misma" se puede leer en una pared llena de graffiti al momento de emprender el ride de la nostalgia. "Nadie es inocente" gritaba, veinte años atrás, el tal Johnny Rotten pero eso no importa ahora; mejor baila, baila with the designer's music del disco-club o juega maquinitas mientras dure la fiebre, el jodido mañana no tardará en llegar.
Aquí se habla everything pero ¿para qué? Nuestro Cristo Pop es skinhead, lleva piercings y un par de tatuajes too cool que, si se fijan bien, se puede leer en ellos un anticipo del dogma de los noventas: "Yo no fui, nadie me vio".
Nevermind, X-E-TU.
¿Cómo puedes describir el odio? Ya sé que todo es un proceso gradual de desgaste, un aprovechamiento ilógico del mínimo error para construir ruidos de pálidas mentiras. No quiero ni deseo confort o dar falsas esperanzas, por años el recorrido ha permanecido inmóvil. La búsqueda es inútil y la emergencia es una droga que fractura nuestra rutina pero ¿para que intentar cambiar lo que siempre ha sido lo mismo?
Fuck your dreams.
He visto una guerra, una hambruna, una barbarie con distancia televisiva. Apartheid, limpieza étnica, cultural rape, narcopolitiks, ruido industrial, crisis económica, depresión, el hoyo en la capa de ozono, niños de la calle y otros ejemplos son sólo frases y palabras que van y vienen, se reciclan y convergen. El mal futuro es un loop que se repite y repite. Nuestros muros no caen, permanecen inertes aniquilando cualquier rastro de glasnot como un impasible "Suicide on board", como un Happy Meal para traumas modernos. Vivíamos un engañoso progreso: la ciudad en pleno movimiento, la canción número uno, multitud de carros y las tiendas más bellas.
Eso fue antes, ahora el desempleo nos condena fría y cínicamente a la miseria but people are people; en la Internet me entero que los karmas colectivos hacen aerobics en Central Park, yo no paro de llorar. Can you hear me? Alguien levanta un cartel con una leyenda en rojo: "Free T.J. Kostabi". Punk never died, my surfing brother.
Caer no es perder.
Me canse de existir, aburrido por no saber que es lo correcto en un mundo que no deja de dar vueltas. Si el verdadero pecador es el débil por estúpido, prefiero matarme ahora mismo; eso es mejor que permanecer inmerso en un sueño ácido que me heredaron sin factura.
¿Quién podrá ayudarme? Carajo, la vida no es una chapa de Smile y, sin embargo, con Funky Cold Medina aprendí a mover los pies. ¿Cómo hacer eso? ¿Ebrio de felicidad? Cabe mencionar que casi siempre me aterro en un día sin tele.
Yeah, whatever.
Aún hay más... los mass-media editan fríos mensajes en dosis de cordero, dulces psíquicos para la perfecta sodomización del sueño que un día Warhol nos prometió. ¿Qué nos queda por hacer? Reinventar los códigos, la familia, la política, la tolerancia y borrar a aquellos mal drogados por el poder de los signos, fieles a un supuesto ideal, a ese pedestal tan high: Trump, shopping malls, BMW, crack, lead or die.
Ah, the awesome 80's y esa adolescencia tan alta en consumo: Calvin Klein, Trix, The Face, Rolex, videocámaras, MTV, computers. ¿Y qué quieren? we're from the Atari generation, plastic babys sin ilusión que, por inercia, escuchaban a The Clash, techno y mucho indie rock. Yes, Corporate Rock Sucks.
Don't believe the hype.
Hoy somos menos idealistas, más Velvet Underground. No tenemos moral, tenemos conveniencias de felicidad. ¿Ellos? Ellos están muriendo de SIDA y decidia. Recuerda, esta broma ya dejo de ser divertida pero antes cómo nos divertía. ¿O no?
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revisión 2004: Una serie de citas, referencias y guiños a lo mejor y lo peor de los ochenta. La década prodigiosa y lo que recuerdo de ella. Sueños perdidos entre el punk y el hip hop, entre tv shows y la radio en inglés, de los shopping malls y primitivos videojuegos, del rollo indie a lo mega trendy. Y, what a shame, la patada alternativa con que nos recibieron los noventa. ¿Más? Cioran, Fugazi, The Smiths, Gallery Plaza, Joy Division, SST, el inicio del Acid House, un cartel pegado en la puerta del departamento de Sonic Youth, las primeras palabras de Kevin The Dead Dog al presentar una canción en Listen to this en 91X, Bernando Bonezzi, CNN. Este texto apareció primero en Velocet en 1993 o 95 (I don´t remember well). Luego, lo publicaron en el fanzine Número (del DF).
martes, 22 de junio de 2004
2. FELICES COMO ALICIA
Una vez asesinado al futuro (¿recuerdas? lo asesinamos en litros de licor y noches sin viento llenas de velocidad) la cruz ríe contigo, y el sinsabor que desespera al odio se entremezcla con el ruido que mata al tiempo inmediato, en una encrucijada que nos une a todos.
Y te preguntas, nos preguntamos ¿es el destino polvo y azúcar o tan sólo es un escupitajo en la cara de Dios? Bailamos y el rito moderno se hace antiguo, es el fuego eterno que no debimos iniciar. Aquel que acabó siendo el golpe mortal que fulminó a tu madre.
El rostro hecho pedazos, ningún lamento en tu voz, en nuestras voces. Pedías, perdíamos tantas batallas cuando la música y los golpes nos martillaban el cuerpo entero en su apático intento de huida, algo que nunca llego a ser más que un puñado de momentos efímeros que dejaron un dolor caliente en el rostro. Yo no siento nada pero mira mis manos, están húmedas por el temor.
Perdida la meta que siempre quisimos alcanzar, solamente nos queda arrancarle imágenes al pasado, robar sonidos, cenizas y cervezas en horas infinitas. Jamás quisimos ser héroes y nunca lo fuimos: nos paseamos por los sitios más peligrosos y fue, justo ahí, en donde probaste, probamos tantas cosas que la imaginación murió en una noche de estrellas y los amigos, nuestros amigos, los perdimos en un trueque de monedas y frases políticas. Y tú, sonriente, querías poner fin a la tormenta interior pero aún no era el tiempo adecuado, nuestra epidermis grisácea no cobraba todavía su cuota de lágrimas y servicios.
Pasaron los días, los meses.... y los años nos sorprendieron viendo como cambian las caras y nuestros sueños se desvanecieron para terminar en amargas pesadillas. A pesar de todo, nunca aprendimos a llorar. Nos divertíamos besando rostros extraños en horas muertas por objetos y ruidos filosos, quemando etapas y mal soñando con disfrutar al máximo nuestra estúpida vida. Ahora, sentados en la línea que cruza el desencanto, bebemos con fe esperando una palabra que nos sirva de consuelo, de refugio.
Y ellos te dirán, nos dirán: "Son sólo basura", cerrando sus puertas no sin antes destruir los indicios que inciten al recuerdo. Nos matarán y su olvido nos hará dioses porque nunca encontrarán una señal de arrepentimiento que nos obligue a decir, a mentir, a sentir o, por lo menos, a explicar nuestros motivos.
Hoy no importan los ayeres que vivimos cubiertos de hastío. No, ya no importan, ahora ahogaremos los delirios de una manera diferente: nos los esnifaremos y seremos felices como Alicia.
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revisión 2004: El diario íntimo de un adicto a la esperanza? Pues eso. Citas a la alternative generation en boga, al realismo sucio, a los libros antidroga setenteros, a la despedida religiosa. Escrito de corridito una madrugada después de llegar del mítico club llamado The Last Temptation. Irónico, no?El texto fue publicado en Velocet bajo el seudónimo de Eduardo Ríos.
lunes, 21 de junio de 2004
3. WARHOLA
Lo cumplió. En este eterno rodaje fuimos extras por unos cuantos dólares. Las luces brillantes de los anuncios de neón como fondo engañoso para una trampa tan divertida como mortal, una tentación con sabor a tantas cosas que es imposible tratar de describirla. New York City.
—Los ghettos y el metro son para respirar miedo— murmuró monótamente mientras observaba a una vieja negra escarbando en los botes de la basura. Agregó asombrado un "...but she's only a negro bag lady!" cuando me vio darle un billete de cinco dólares a la negra que se fue feliz, tarareando un old blues. Titubeante me confeso que la pobreza era una de las cosas que más temía en la vida para luego pasar a explicarme el rito americano de comprar y comprar. Lo que sea, por innecesario que sea. Termine con dos bolsas llenas de ropa, discos, chocolates, libros de moda y pornografía dura ($815). Más tarde, comimos un par de hot dogs en el puesto de Nathan ($5.50) mientras repasaba en el listín rojo los partys de esa noche.
NYC o el éxtasis del desenfreno nocturno. Recorrimos tantos bares que no supe en cual terminamos. Lo vi abrazado de un aspirante a pop star, fornido guaperas en alguna softcore movie de esas que se anuncian en el Village Voice. Are you gay? le pregunte momentos después y para mi sorpresa, tiró mi bebida y se quito la peluca mostrándome sus lágrimas de Halston (¿o eran de YSL?). Paso al servicio de señoras, trago un Obetrol y regreso más tranquilo. Me contó su vida y sus secretos: "I'm Marylin after a sex change" (Marruecos, $20.000). You're crazy, dije, y como respuesta obtuve un "Maybe". Volvió al baño en donde tomo fotos de un drag queen orinando y, al salir, comento que aquel poseía los yarboclos más bolches que había visto en su vida. Potassa, creo, dijo que se llamaba. Por unos minutos, me dejo solo para ir a grabar los jadeos de equis pareja del jet set, que se besaba furiosamente en una de las esquinas del club. Oh gee, really, lo suyo siempre fue el morbo.
Más tarde se gasto otro rollo en una socialité noqueada por la droga y el alcohol. "Even stoned...", dijo con profunda admiración, "...she look so great". Aquello era el pandemonium, un caos en ropa de diseñador y una envolvente coreografía hedonista que nos hacía partícipes a todos. Risas y vueltas frenéticas de personal agitando poppers y bailando disco music mientras yo graffiteaba mi nombre en todos los espacios posibles. En el VIP Room, un puertorriqueño llamado David ofrecía combustible a los junkies de postín. Alguien me dice al oído: "Ese chico nunca fue un artista" y aprovecha el instante para lamer in a very sensual way mi oreja izquierda. Una tía entrada en años paga mis bebidas con su golden card, yo beso a una starlette que fracaso en su intento por llevarse a la cama al galán de moda. En las bocinas suena "I will Survive", ya de mañana, y mogollón de frío.
Domingo, estoy sentado en la última fila de la Catedral. Como siempre, al lado mío esta Adolfo. Fije mi vista en el altar y lo vi ahí, en la cruz. Desperté en ese momento y me escuche decir "Andy Warhol que estás en los cielos..."
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revisión 2004: Los diarios de Andy Warhol fueron por un par de años mi libro de cabecera. De su influencia salió este Warhola que cuando apareció publicado por primera vez bajo el nombre de Obsesión en EL CENTRO DE LA RABIA alguna gente -mi amiga Haydé Zavala, entre ellasâ-” pensó que era una trascripción (bueno, ¡qué decir!, la primera versión estaba escrita como si fuera una traducción española tipo Anagrama). Umm, los setenta terminales y primeros ochenta nunca han sido tan añorados.
domingo, 20 de junio de 2004
4. EN LOS SUPERMARKETS (SE ROBA A MOGOLLON)
La señora tiene unos sesenta años y por sus ropas, se ve de clase media alta. Cuando me acerco a ella, se suelta a llorar y entre sollozos me dice: "Se los voy a pagar pero por favor, no llame a mi hija" agarrándome el saco. "No sé ni me importa quien diablos es su hija, cleptómana" pienso decirle, pero no lo hago, mientras trato de que me suelte.
“Dígame señora, ¿por qué roba?”, le inquiero en un tono seco. Ella intenta contestarme con un "Es que...". Yo no la dejo terminar y, tras verle sendo crucifijo de oro al cuello, le pregunto ¿Es usted católica? Sí, contesta débilmente. “Entonces, ¿No sabe que robar es un pecado y además un delito muy grave?” Rompe a llorar otra vez. “No, con lagrimitas no resuelve nada señora y vamos, ¿unos mugrosos calcetines? ¿Qué no le da vergüenza?” Asustada ofrece pagar el doble del precio de los calcetines si la dejamos ir.
Disfrutando, al verla sufrir, repito la pregunta: “A ver señora, ¿Cuál es el número telefónico de su hija para que venga por usted?” Teatrera como todos los ladrones compulsivos me dice llorando que esta será la última vez que lo hará, que ya aprendió la lección pero que, por favor, no la vaya a consignar. Finalmente, hago que pague el doble del valor de los calcetines (que no le entrego) y que pase la vergüenza de que los demás clientes la vean salir de la tienda escoltada por el guardia de seguridad.
En mi hora de descanso, salgo a comer y al regresar ya había otro detenido. Cara lavada, pelo encrespado, pantalón baggy de mezclilla marca desconocida, blusa roja y zapatillas blancas. Sr. Castañeda, me dice muy serio Daniel, yo no reviso a ese puto. ¡Cómo que no! Ese es su trabajo, le contesto y le obligo a que lo haga. Resignado, empieza a revisarlo: el maricón, medio entusiasmado, se mueve como sirena y suelta una risita coqueta que pone nervioso al guardia, quien apura la tarea para encontrarle en una de las bolsas del pantalón, un barniz para las uñas y unos sobrecitos de Kool Aid de fresa. El total del gran robo no llega a los treinta pesos.
Cuando lo interrogo, insiste en decirme, con una voz tan chillona como la de la Chilindrina, que se los robo por que tenía hambre. “What? A ver, explícame”, le digo, “¿qué carajos ibas a hacer con un barniz y unos Kool Aid? ¿Un licuado? No me quieras ver la cara de estúpido”. “No señor, no es eso, es que...” “Se te antojaron y dijiste ‘Nadie me esta viendo, me los puedo chingar’, ¿no? Eso esta claro, si de verdad tuvieras hambre hubieras agarrado una fruta o un pan”. Ya no dijo nada.
Cuando le pregunto a Daniel si lo reviso bien, el puto se asusta y dice que trae dinero para pagar, que no quiere ir a la cárcel y que... Tampoco lo dejo terminar. Le suelto el habitual discurso de bienestar empresarial: “Eso debiste pensar antes de robar, nosotros confiamos en los clientes y contigo ya es el segundo en el día que agarramos robando; al paso que voy, llenare un camión”. Le ordeno a Daniel que lo lleve a pagar a una caja y que lo saque del mercado; abochornado, el tipo lanza un cantarín y quejumbroso "Gracias señor, le juro que no lo volveré a hacer". Ya me imagino lo que hubiera salido en el periódico si lo mandamos al bote: "Maricón quería pintarse las uñas sin pagar, ahora esta preso" o algo así.
Regularmente me llaman de Servicios una o dos veces al día para solucionar casos como estos pero hoy, creo que los ratas están desatados. El tercer tipo es un individuo joven, de unos 25 años, con finta de cholo malillón que no quería dejarse revisar. "Pinches weyes, ¡yo no me robé nada!", lo escuche decir mientras se ponía en posición de pelea. Cuando por fin lo sometieron Daniel y Orlando -el otro guardia de seguridad-, lo esculcaron y le encontraron unos peines, un paquete de rastrillos, unos chicles, un encendedor sin seguro para niños y una botellita de tequila. ¡Ah! también traía una navajota pero esa si era de él. El tipo se puso roñoso, amenazando a los guardias que los iba a esperar a la salida con su raza para madrearlos. "Se les va a caer el cantón, culeros". Yo no tenía humor para aguantar a cholos pendejos y le dije a Daniel: "Háblale a la patrulla y que se lleven a este cabrón".
La última del día fue una chica punk que se quiso robar una botella de Brandy Presidente. Entro con una bola sin darse cuenta que los guardias estaban vigilándolos muy de cerca; uno de los punkies le metió la botella en la mochila que cargaba en la espalda y ya iban presurosos hacia la puerta de salida cuando Orlando la tomo del brazo y le dijo: "Ya pagaste la botella". Lo chistoso es que yo la conocía de vista porque, bueno, a veces voy a conciertos de rock en el Auditorio, y creo que ahí nos hemos topado. Ella también me reconoció y me pidió que le hiciera un paro porque, según ella, era la primera vez que lo hacía, que sus compas le habían dicho que era muy fácil robar en este mercado. “¿Son tus amigos esos que están afuera? No seas idiota, tus amigos están cagándose de la risa porque te agarraron. ¿Quién se quemó? Tú, no ellos”.
No sé quien dijo que los punkies no lloran porque la tenía enfrente, con todo y su pelito azul, no paraba de llorar. Generalmente cuando alguna persona intenta robar botellas de licor la mando directo a la cárcel pero con esta chica hice una excepción. Era menor de edad y bueno, caer ahí no es una buena experiencia aun para una rebeldita así que la deje llamar a su casa para que vinieran por ella. Su mamá, una señora muy nice, avergonzadísima pago el costo de la botella y de los cabellos la saco del mercado diciéndole: "Ya verás cuando lleguemos a la casa, estúpida". Por mi parte, con tanto ajetreo, estaba cansadísimo.
Afortunadamente diez minutos después, finalizo mi turno.
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revisión 2004: Casos de la vida real. Indeep. Basado en una historia que me conto mi hermano Isaac. Humor caústico que se burla a todo lo posible y un punto de vista casi fascista about the subcultures. ¿Los nombres? El Sr. Castañeda es Robert (de Ford Proco), uno de los guardias es DJ Tolo (un chiste privado, btw) y el otro, un amigo de Los Angeles que venía muy seguido a Tijuana a conciertos de rock en español. Mmm, de este relato hay una versión en audio que hicieron los de UABCool para la materia de Radio II. Ah, y también hay una versión corregida y aumentada para una fallida reedición del Esto no es una salida en Nitro Press.
sábado, 19 de junio de 2004
5. NO HAY NADA QUE HACER
Así, desfilan por la pantalla: una chica negra que informa a su familia de la violación que sufrió a manos de un pariente cercano y que además, ahum, es lesbiana; una mujer embarazada le dice a su esposo que el hijo que espera no es suyo y que el padre del mismo es un nigger que se pudre en la cárcel por culpa de un frustrado asalto a mano armada; una pretty white girl confirma a su futuro esposo que ella se ha acostado con varias mujeres pero que she's not a fucking dyke; y, por último, dos parnas onceañeras le confiesan a sus madres que en vez de jugar a las BARBIES pasan las tardes rolando el cuerpo a una ganga de chicos pero que no tienen de que preocuparse, ellas siempre cargan TROJANS lubricados con NONOXYMOL-9.
Boring, no me imagino a Jorge confesando to his old fashioned family que en una ocasión he try to rape that fuckin' chicken, o a my friend Úrsula que pasó por las armas de media prepa, diciendo al pendejo de su esposo gringo que ella se sometió a una operación de reconstrucción del himen antes de casarse para pasar, en la noche de bodas, como toda una mexican señorita.
Creo que GERALDO debería tener a gente como la que consigue JERRY SPRINGER, que hace que te botes de la risa, como cuando un travesti muy parecido a LATOYA JACKSON no bajo de whore & bitch a su own mother y la doña tuvo un shock tremendo que tuvieron que llevarla de inmediato del estudio al hospital y todavía aquél diciendo que era puro cuento, que a su mamá le encantaba llamar la atención. O cómo el caso del chico que quería andar en continua juerga pero insistía en que las bitches (como los negros llaman de cariño a sus viejas) fueran de estreno hasta el momento afortunado de conocerlo a él. Estuvo divertido cuando una chica gorda del público le preguntó: "Do you want a virgin? Here's my bitch" y, je je, le mostró a la casta y pura de su perra dobermán de la cual, por cierto, nunca se supo el nombre.
Veo el inicio del show de RICKI LAKE pero hoy no promete estar curado por lo que juego con el control remoto y cambio una y otra vez de canal. En el channel surfing me encuentro videos (el último de BUSH), noticias (otro atentado anti judío), comerciales (mmm, PIZZA HUT), deportes (rugby australiano), películas (una con la hortera de LIZ TAYLOR) y series (THE MOD SQUAD) que no me interesan en lo absoluto, por lo que decido conectar el ATARI que compré de segunda mano hace casi un mes.
Pongo el cartucho del PAC MAN, este juego ha sido por años uno de mis favoritos aunque, a decir verdad, nunca he podido vencer a los fantasmas y pasar del segundo nivel. Ya saben, cancan wata wata wata ¡pum! estoy acabado. Mi score final es menor de 3000 puntos; mi hermano hace 90000 sin esfuerzo y siempre se está riendo de mí. Juego una media hora y, aburrido, apago el aparato.
Hace medio año compré "caliente" una pistola BERETA .380 en $350 dólares. La tengo guardada en una caja junto a mogollón de revistas STAR y SUCESOS que me presto hace años Raúl y que nunca he leído. ¿Para qué quiere un arma alguien como yo? Sorry, aún no he tenido el tiempo suficiente para hacerme esa pregunta.
A veces pienso que sería divertido estrenarla disparándole a una gente como, por ejemplo: LIONEL RITCHIE. No sé si se acuerden de él, un negro yuppie que se la pasaba DANCING ON THE CEILING o algo así. Fue muy famoso en los ochentas y era el máximo representante del pop aséptico, vulgarmente meloso y... “That really sucks” como atinadamente dirían BEAVIS AND BUTTHEAD. Imagínense, ponerle una pistola en la sien y decirle, “¿Con qué HELLO, nigger?” Desconozco del motivo exacto pero realmente lo odiaba aunque no, lo admito, por el simple hecho de ser negro; si fuera racista entonces me iría a desmaterializar a TOMITA.
A veces caigo en que esas son falsas ilusiones así que, bueno, reviso el periódico buscando un trabajo con una miserable apatía mientras devoro mi sopa MARUCHÁN de camarones. En eso estaba cuando recordé que justo ayer me habló Pepe para proponerme un negocio. En AMWAY, el es "diamond" y claro, ya conduce un CHEVY del año. Tuvimos la misma plática de siempre, again.
—Dame un dólar –le dije– para matar el dolor de un Dios sin hogar que patina mejor que yo.
—Ay Miki, corta tu esperanza con una nueva GILLETE. Nada es como ayer.
Tiene razón, hoy no hay nada que hacer. Me cepillo los dientes, despeino mi cabello y salgo a la calle con la misma ropa que he usado las últimas dos semanas, un LEVI STRAUSS y camisa a cuadros de PERRY ELLIS. Hoy nadie va a detenerme, éste será el día de «Sonríe y Dispara».
Voy a ganar la apuesta de su juego, ya lo verán...
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revisión 2004: Escrito mucho antes de que hablar mal de los talks shows fuera cosa de todos los días. Antes de que explotara el Show de Jerry Springer in the media circus. Un cruce entre la ideología pro-sucess de ciertos grupos y la miseria reflejada en los tv shows. Una bofetada de humor proto slacker y racista, con guiños a Bukowski, Bret Easton Ellis, a Menudo, a Charles Manson, a los amigos de antaño y revistas como Details, Interview o The Face.
jueves, 17 de junio de 2004
06. TAN CUTE
Aquel era uno de esos días en que se podía hablar de melancolía, de tardes grises y lluviosas, de citas en los Patines de Plata y largas conversaciones telefónicas. Pero yo soñaba despierto que por primera vez me decías "I love you". En aquel viejo salón creí escuchar tu voz de acento sureño, pero cuando te busqué, lo único que vi fue el rostro amenazador de esa vieja maestra de zapatotes horribles inquiriéndome como una Linda Blair poseída, por el peso atómico del ¿Helio? ¿Litio? ¿Radio? No sé, ya no me acuerdo bien.
Te conocí una mañana de septiembre del ochenta y dos cuando caminabas por el patio del colegio cantando un tema de Oscar Athié, y algún amigo, Miki quizás, me pregunto: “¿Ya viste a esa chica tan rara?” Tenías una belleza que conservaba el candor infantil bajo formas incipientes de mujer y unas actitudes de chico de barrio bravo que indistintamente odiaba a Menudo tanto o más que a la Hello Kitty. Claro, entre tanta mediocridad y noñería sobresalías de inmediato: eras la tomboy de ojos verdes, una güerita tan cute en jumper azul que no pude evitar fijarme en ti.
Al principio tenía mis dudas, era algo nuevo para mi y ahora mismo pienso que tal vez no fue amor lo que sentía por ti, era algo mucho más fuerte que eso. Tú, en cambio, nunca te diste por enterada de qué iba el rollo de estar tanto tiempo juntos y me considerabas tu ‘super’ mejor amigo interesándote más por no dejar el primer lugar, por conseguir ese disco de Pedro Marín con el cover de "Te diré" y por dominar el teclado de una vieja Olivetti. I can’t stop falling in love with you.
Paso el invierno, llego la primavera y con ella, las ilusiones. Escribí en una tarjeta todo lo que se me ocurrió que sentía por ti, sin esperar nunca un rechazo tan cruel; cuando tu mejor amiga me la entregó convertida en múltiples pedacitos de papel, supe que nunca más podría de amar a otra chica. Con ese aire tan cool que se intuía en mí, fui al puesto de la esquina y ahí, para aliviar un poco mi dolor, me compre el Fantomas semanal, una Coca Cola de botella y unos churritos con mucho chile. No llore hasta que llegue a casa.
El backlash inicio al día siguiente y no fue el hecho de que mis amigos me repitieran "¿A quien le dijeron que no?" por una semana completa sino el vacío enorme que sentí a partir de ese momento. Ya no me importo la pelea por el primer lugar, los partys de 2 a 8pm, los discos de Zorro, las chapitas de Madness; lo único "bueno" que aprendí fue que la decepción golpea muy duro, que cerrar el puño en los taxis es señal de pelea en el lenguaje cifrado de los cholos y que un etcétera comprende muchas cosas. Yo de verdad intenté conformarme pero no pude porque estabas siempre en mi mente y casi sin querer aprendí a ser el voyeur, a seguir tus pasos y tus miradas; vi crecer tus tetas, no mucho, y como estas se rebelaban ante lo estrecho de tu inolvidable jumper azul.
Después hubieron otras chicas, manos sudadas y besos primerizos tras una cadena del Espíritu Santo. Pero la ilusión ya nada fue igual. Ahora yo sé que me recuerdas como aquél que escribió con un plumón rojo en tu camisa blanca colegial llena de estúpidos recuerdos de Secundaria: "Hey PUTA, nunca me olvides".
Yeah, nunca te olvides de mí.
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revisión 2004: Esta es una versión preliminar a la que aparece en el libro. El periodo high school, lleno de in-jokes, referencias a lo más cutre de los 80s, super naive y, a distancia, medio cínico. Tal vez mi relato más biográfico (aunque, releyéndolo, ya no me parece tanto). Hay por ahí una segunda parte llamada "De cuando mi hermano quería ser John Travolta" (que supuestamente iba entrar en Buten Smileys y no supe donde quedo). Este relato apareció en el suple Niagara de la revista Viceversa (seleccionado por Guillermo Fadanelli en el número de no recuerdo que aniversario del 68).
miércoles, 16 de junio de 2004
07. DIAGRAMAS DE CULATA
Videando su cuerpo estrellado por la disciplina hiperdulía, hábilmente toma el licor de números nones para dispara besos con sabor a muerte en ese espejo de suerte maldita.
En el centro de la rabia, el himen intacto y la boca sucia, locos tatuados, riéndose en cuclillas, comen de otra basura; ella y sordos decibeles, puto esfínter humillado en dramas baratos.
Vanos golpes, secuestros oblongos a la pasión estéril, cojones y sus gritos, mentiras con cara de chico bonito; testigos obscenos, crucifijos risueños y videocámaras Sony.
La casa estaba ardiendo a través de huesos y sollozos, vomitando “Muchas Gracias” y billetes de dolor venenoso que rompieron la estática puerta entre infiernos y ríos de semen.
La cerda irónica escribe “Te jodí” en una servilleta de turbia belleza, pensando en azúcar y cristales rojos que limpian la prueba del deseo marchito e injertan un sádico miedo.
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revisión 2004: Umm, de mi periodo Corcobado? Terminó siendo una canción entre industrial y dark spanish pop en las manos (y sintes) de Los Santos Oleos. Ah, tiene un guiño, super evidente, a uno de mis fanzines.
martes, 15 de junio de 2004
8. SISTER VIOLENCE
Pocos se esforzaban, algunos soñaban y muchos sufrían; yo pasaba de todo, simplemente caminaba y caminaba. Lo mío era distinto, siempre tuve una suerte de brújula en mi interior que me daba la coordenada perfecta para el inicio. Una y otra vez, la misma calle y el mismo misterio por develar, recién descubierto en un recorrido anterior; eso nunca importo, como tampoco aquello que los demás decían o dicen, que más da, de que lo mío fue el ejemplo del desenfreno que conduce a la miseria universal.
Para mí, no hubo otro camino, era algo que debía hacer. Cosa de la selección natural, algo fría y distante pero increíblemente humana; cosa de la ley de la selva, algo cruel y despiadada pero fácil de explicar; cosa del destino, algo desigual e injusto pero siempre puntualmente impredecible. Era como si la inercia me empujara a hacerlo, como si aquello fuera un control remoto en disposición automática que no se rigiera por las normas y estándares habituales.
No importaba quién, ni cómo, ni por qué ni para qué; una vez que llegaba el momento todo se resumía al acto liberador en sí mismo. Libres para amar a alguien que les sería infiel, de pasarse una vida monótona viendo televisión, de escribir cartas suicidas, de convertirse en una caricatura de lo que habrían llegado a ser, de padecer enfermedades incurables, de pagar impuestos, de ver a sus hijos drogadictos, de sufrir stress por el éxito o fracaso, de bailar desnudos en bares perdidos, de sonreír, de aprender a manejar, de subirse a los aviones, de hacer fila en los mercados, de romper cosas en casas ajenas, de escuchar jazz, de vestirse a la moda, de ser políglota, de beber en cantidad, de soñar despierto, de robar, de ser un mezquino patrón, de ser un buen padre o una madre abusiva, de ir al parque, de rentar un departamento, de ir a funerales, de justificar la existencia indigna.
En ocasiones, cuando recuerdo, pienso un poco en aquel cúmulo de historias llenas de esperanza que nunca leí y que, creo, nunca me apeteció conocer. Historias que pudieron ser breves y extensas, viles y santas, duras o afortunadas, sabias o idiotas, bellas u horribles, sanas y enfermas; historias en las que yo fui cuchillo y fui pistola, fui piel y ropa ensangrentada, fui el suceso que paro de tajo el tiempo con nulo remordimiento. Ellos, los que creen que saben, me preguntan el por qué y, realmente, eso quisiera conocer pero no encuentro una razón válida que sea sincera; yo quisiera volver a la calle, revivir la aventura y sentir el deleite de gozar una experiencia más aunque sé que, por ahora, no tengo la mínima posibilidad.
En esta calle de muerte, algo bello santifica mis acciones y me hermana a ellos, los que están escondidos y los que son perseguidos por culpa de sus instintos. En esta calle, yo no soy el único enfermo, el único demente, el único asesino que se enfrenta a la vida con la voluntad de jugar a ser Dios.
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revisión 2004: Pat Bateman, desnudo en un Pabellón Psiquiatrico. De luxe, btw. A veces piensa en los programas de tv cable que se pierde, como se acumularán las llamadas en su contestadora, que el Dorcia pasará de moda y nunca consiguió la mesa que quería, que su cuerpo se ablanda sin ejercitarlo, que le hace falta una buena crema y unos lentes con armazón de plata. Bateman piensa, piensa cada vez más en eso. Hay una nueva versión (bueno, sólo cambié dos párrafos) en el último ejemplar de la revista Generación, especial asesinos seriales.
* Ojo, el Pat Bateman a que me refiero es el protagonista de American Psycho (Bret Easton Ellis, 1991) y no el jugador de hockey. Y con este, inicie la pequeña tradición personal de escribir un relato basado en un personaje o situación de cada libro editado de Easton Ellis (btw, recomiendo visitar esta página y esta).
lunes, 14 de junio de 2004
9. NO SUPÉ CUANDO EL DESTINO MATÓ AL ÚLTIMO SUEÑO QUE DURMIÓ CONMIGO.
De antemano sabía que no siempre existe una puerta que cerrar para escapar de la realidad. Estaba solo, agitando mis recuerdos y creando, de manera rápida, un cierto pánico existencial asfixiante. "Cuanto tiempo más vas a esperar? Todo tiene un límite, ¡no bailes aquí!", grito enojado el psiquiatra cuando observó lo que yo hacía. Claro, puede que tuviera razón pero ¿en dónde diablos le enseñan a uno a no ser un imbécil? Para mí, él era un asshole que, como todos esos terapistas de salón, únicamente buscaba dinero. Cincuenta dólares por consulta, yo todavía me estoy riendo; me quería tratar como si fuera un pobre Superman rescatando ilusiones abandonadas por la falta de love. Yo era un caso perdido, enganchado a una siniestra imaginación que volcaba en experiencias todavía peores y que, afortunadamente, no necesitaba métodos sofisticados para entender una decisión lógica. Lo mío no era un sueño.
LA INOCENCIA O EL MUNDO.
Había detectado una esencia rara en el aire, que lo hacia sucio y pesado. Era un olor tan fuerte que me hacia fruncir un poco la nariz pero, en la city, todos parecían aceptarlo. Yo me preguntaba a cada instante: ¿De dónde viene ese espantoso olor? ¿Es el drenaje, las fritangas o el sexo de las prostitutas juveniles que se apostaban en las calles? No lo sé, casi siempre fallo y casi nunca puedo asir este intento de realidad. Estoy permanentemente distraído y fuera de lugar. La gente hace cosas, se divierte y yo no podía ni siquiera descifrar ese maldito olor.
Tras no sé cuantos días sin dormir, decidí que todo se debía a un mal corte de cabello. Cuando resolví el misterio estaba frenético, delirante, como sí, por el momento, debiera darle gracias al señor por... ya olvide por qué.
SE MUEREN LAS ESTRELLAS.
Me pongo de rodillas y rezo por aquellos que soñaron con llegar a esta fecha, aquellos que se vieron sobrepasados en imaginación; esos que creyeron haber alcanzado la gloria mañanera y descubrieron, trágicamente, que era falsa la historia. Nos deslizamos en unos años dorados de viento salvaje y la mayoría de la gente, inclusive yo, se acerca a Dios con un miedo finisicular. Otros, mucho más listos, echan a andar la maquinaria y sonríen autosuficientes, sabiéndose poseedores de una multipublicitada sinergía divina que utilizan como la necesaria interface entre plegarias poderosas y pecados latentes. Son profetas de carisma y fotogenia, los que nos venden vía electrónica pedacitos de cielo y que fingen escuchar nuestras voces clamando ayuda, atención o el close-up de un protagonismo en gracia. Somos tan estúpidos que ahora confesamos nuestras cuitas en televisión, nos quejamos por no ser excelentes y todavía creemos que ése, dinero y curso de por medio, es el camino que nos librará del Infierno.
AVAILABLE NOW!
Incapaz de concentrarme pienso en el cielo, la lluvia y lo difícil que es vivir; en relojes digitales, calculadoras científicas y postales del Japón. Cansado, utilizo mi última moneda para llamar por teléfono a mi mejor amigo: ya no está, ya no existe; murió antier por sobredosis y, según me cuenta su hermano, en su funeral hubo muchas flores y condolencias. Fuera de un bar, una vieja loca me grita que yo nunca seré feliz porque las ruedas de hierro mantienen el party en vilo. ¿Cuál party? ¿Cuáles ruedas? No obstante la advertencia sigo caminando y al llegar a una esquina observo el letrero de neón que dice: "Bienvenido al planeta ruido" y me digo a mí mismo: "Yo lo sabía, todo es un placer sintético". Esa revelación me hizó, a pesar de que no comprender por que la mayoría de mi tiempo libre estaba tan aburrido, aferrarme a un estado de conciencia más alto. Ya era muy tarde cuando descubrí que soy yo mismo, nostalgia e incertidumbre.
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revisión 2004: Mmm, el texto inicia un juego de palabras (una canción del grupo hispano Golpes Bajos y un trabajo de un escritor neoyorquino que no recuerdo ya el nombre). Búsqueda religiosa meets pop culture. Un (falso) nuevo orden? Pues eso.
sábado, 12 de junio de 2004
10. HAN ATRAPADO A DIOS
“Otro pinche loco que intenta huir”, dije y sin embargo, me quede ahí, esperando morbosamente el momento del aterrizaje. Luego pensé en correr, correr sin parar hasta perder el sentido y olvidarme de ello pero no pude..., el impulso venció a la habitual indiferencia. Subí las escaleras diciéndome a mí mismo: "Tengo que evitarlo".
“No saltes”, dije, “no vale la pena. Acabas hecho una mierda o terminas siendo una grotesca manera de arruinarle el día a esos estúpidos que desayunan huevos y bacon leyendo la nota roja. El dolor no termina aquí ¿entiendes? Ésta es tu única vida”. I can't believe that: yo, el idiota del barrio, dando consejos.
No me contestó, seguía de pie en una de las esquinas, desafiando al equilibrio en un riesgoso juego que me ponía en fase alerta. Claro, soy un 100% pro-suicidio pero vamos, matarse a esas horas no es nada chic ni radical y me preguntaba si habría leído el Manual de Tsurumi Wataru y qué puntaje le habría dado el nisai a este intento de suicidio tan chafa.
—Anda, bájate de ahí que si te tuerce un chota va a pensar que eres tagger y hasta madreado vas a salir.
—Tú no entiendes nada. Es tan difícil ser Cristo, el hijo de Dios...
—A ver, compruébamelo —dije irónico—, haz algo.
—Soy Cristo, no un superhéroe.
Finalmente lo convencí. Bajo muy friquiado e inesperadamente rompió a llorar. No tenía sitio a donde llegarle ni conocía a nadie en la city. Se vino en un long ride desde La Paz y bueno, decidí llevarlo al squat que compartía con unas cuantas almas en desgracia, junkies y vírgenes adolescentes bajo un decorado de discos revueltos y un buten de artefactos pop. Él parecía ser un loser más but who cares, anyway.
Al conocer el sitio en donde vivía señalo que era un ambiente sórdido para un chico tan nice como yo. “Vivir en el peligro es mi fin. Además ¿sabes?”, le dije, “a mí no me aguanta ni mi madre”. Ya no pudo preguntar otra cosa, se quedó jetón en uno de los viejos catres. “¡Bingo!”, pensé cuando lo vi rolado. “¿En cuánto podré vender la exclusiva a Primer Impacto? Live in person, el representante de Dios en la Tierra en su primera visita en 2000 años.”
Eran las 10 a.m. cuando se levanto y mientras desayunábamos unos Fruti Lupis, me contó que estaba harto de vagar alone por segunda vez en el mundo, que todos lo mencionan y le piden cosas pero ¿qué recibía él? Pendientes, letras de agradecimiento y flores.
—¿Para qué fregados me sirve eso si no aguanto esta vida miserable que llevo? No tengo amigos, no tengo en quien confiar, a quien querer —dijo con una voz llena de rencor y angustia.
—Ay no mames —le contesté riéndome—, si aguantaste una crucifixión que no soportes un poquito a la puta soledad.
Unas horas más tarde le presente a los integrantes de la tribu: Tina, una runaway de Detroit que habla poquito español; Tavo, un chilango que nadie sabe como le hace pero todos los días nos trae algo que comer y paga nuestras cuentas; Isabel, la novia social del Tavo que un fin de semana se la pasa aquí y otro en la casa de sus padres; Rubén, un neopunkie que lo único que hace es leer comics, fumar weed o escuchar a Rancid todo el día a tope y Geraldine, una francesita pacheca que recorre el mundo como mochilera y que lleva tres meses en la city.
¡Ah, faltaba Jorge!, que se gana la vida como peluquero y que, cuando llegó del work, le cortó el cabello. Cristo quería mantener el viejo look, you know, cabello largo y barba como la de los fuckin' hippies. “No, no eso ya no se lleva”, le dijimos todos, “que te haga unos baby dread locks, déjate una piocha y ya está”. Como traía el cabello todo enmarañado no fue difícil hacerle las trencitas y como olía a madres, peor que la Charrita Espacial del downtown, lo mandamos derechito al baño. Su ropa vieja fue a parar al cubo de la basura, le presté mi camiseta favorita de Primal Scream y un jeans negro que le quedó, por lo escuálido que estaba, como baggy. Al verlo bañado y cambiado, una emocionada Geraldine le empezó a chiflar.
Las siguientes semanas me la pasé instruyendo a Cristo sobre política, deportes, moda, sexualidad, cultura, sueños, carteles, videos, guerras y deberes. Por un mes, le tocó lavar el baño y sacar la basura en bolsas del súper, una especie de ritual de iniciación a nuestra tribu. Jorge, que era el Mr. Clean de la casa, se encargó de decirle cómo y cuándo tenía que hacerlo y hasta eso, Cristo no era huevón.
Al convivir con él todos los días pude apreciar que sus gustos eran muy especiales. Por un lado, le gustaban las comedias americanas del tipo Seinfeld o Friends (aunque no tenía muy en claro el humor gringo) y por el otro, evitaba cualquier show de cops, investigadores privados o películas violentas de artes marciales. ¿Alguna particularidad? Lloró con ET, era una bestia para jugar Nintendo y decía picsa en vez de pizza; le fascinaba el mole dulce, las galletas de animalitos y la cerveza dos equis. ¿Qué más? Oh sí, se agüitaba cada vez que me ponía mi T-shirt del tour europeo del Hitler, no entendía los albures de Tavo e insistía en darnos un sermón cada domingo.
Yo, en cambio, insistí en ponerlo al tanto de lo que había pasado desde su última visita, el pobre no se había enterado de nada. Le hable de la bomba atómica, la guerra fría, el divorcio, los Jesus Freaks, la parabólica y el fax machine, la crisis de civilización, la leucemia y QVC, la caída del comunismo, el ecocidio y la clave lada para hablar gratis, la corrupción generalizada y las smarts drugs, del punk y los raves, de películas de arte y el lado fringe de las revistas, de la democracia bipartidista y la narcocultura, de los modem molesters y los psycho killers americanos... En fin, él era muy listo y aprendía tan rápido que al mes ya se sabía de memoria los eventos más importantes del siglo XX y hasta diseñaba nuestra página en Internet. Ah, Tavo le consiguió quién sabe cómo una fake id y paso a llamarse Jesús Alvarez; Chuyín, de cariño.
En cuanto a la música no le gustaba el techno o el house y para mi horror, le apetecía más el folk primerizo de Dylan y el soul norteño inglés que escuchaba con Geraldine cada vez que Rubén salía o descuidaba el estéreo. Para remediar su incipiente mal gusto, le grabé una cinta con algo de Consolidated, Le Mans, El Aviador Dro, Pavement, Galaxie 500, France Gall, Mouse on Mars, Luis Arcaraz y Pulp, entre otras cosas que yo no paraba de escuchar en mi walk man Sony. Le cayó en gracia el ‘Dear God’ de los XTC y dijo: "Le comentaré a mi padre".
En las tardes, sentados en el suelo nos poníamos a charlar sobre diferentes asuntos. Que si los malosos son ellos y no nosotros; que si ya no había casi nada decente que ver en la tele salvo los cartoons; que si ahora bastaba con tener una buena colección de discos para querer ser DJ y a veces, ni eso; que si las drogas sintéticas ya no ejercían el mismo poder de atracción que antes; que si Kostabi era un pintor sobrevalorado y por qué ya nadie recordaba al genial Basquiat; que no era cierto que el hip hop fuera sólo para malandros que van a las malls y otras cosas más o menos estúpidas. Otras tardes jugábamos Escrúpulos, Monopolio, cartas o al Mortal Kombat. Yo siempre ganaba y Cristo, insisto, era una bestia para los juegos, inclusive, peor que la mongola de Tina.
En un momento de confusión le hicimos confesar que era virgen. Sure, the last american virgin. Yo tenía mis dudas respecto a sus preferencias sexuales, pero cuando lo vi con Geraldine liado en un heavy match, deseché la idea de que fuese homo. Y aunque Geraldine era de fiar, por si las dudas, le regalé al Chuyín un paquetito de condoms.
En otras ocasiones, cuando estaba stoned, se ponía melancólico y nos recetaba su discurso. Ya saben, la ideología pacifista, el compartir tus bienes con la gente pobre y ese rollo del amor al prójimo. Y nos decía: "Ustedes vinieron a este mundo a sufrir por los pecados que no han cometido. Yo soy el bálsamo para sus lágrimas y la cura a sus lamentos." Yeah, el skunk que conseguía Tavo siempre era de lo mejor.
Para hacerlo encabronar le decía: "Chuyín, Chuyito, ¿por qué no me haces un milagrito?" mientras Isabel y Rubén lo abrumaban con preguntas del tipo: “¿Tienen TV cable en el cielo? ¿Es cierto que los Testigos de Jehová ya tienen reservado todo el cupo allá arriba? ¿Los ángeles son de Charlie, de California o de todo el mundo? ¿Está ahí Andy Warhol? ¿Qué pedo con Ian Curtis?”
Una desafortunada tarde de verano le dije: "Te invito a la noche más killer que hay en la city. Imagínate, cinco dólares y barra libre. All you can fuckin' drink, man." Se apuntó de inmediato. Llegamos temprano, casi no había gente y aprovechamos para empezar el conteo. Chuy pidió un tequila, al principio se sintió un poco raro pero le gustó el sabor; con el segundo tequila encima se puso horny, echándole el ojo a una gringa buenona que lo miraba insistentemente. Se fue a platicar con ella a la terraza y, desde mi lugar, apenas si alcanzaba a escuchar lo que la chica le contaba: "Tantas veces te he buscado, he sentido la necesidad de encontrarte pero siempre escucho una voz interior que me dice ‘¡NO!’ y vuelvo a mi infierno. Esta bien, soy una bitch que le encanta polear pero tengo sentimientos y hasta un poquito de fe". Y él contestó: "It's okey, baby", mientras le agarraba los scharros.
Cuando regrese con otra ronda de tequilas, se tomó de un sólo trago el suyo y me gritó al oído: "¡Es tan divertido. I want to dance!". Gritaba tan eufórico que parecía que se le había metido el pinche chamuco y apenas era el tercer tequila. Entró corriendo a la pista cuando pusieron una de los Offspring.
—¿Cómo se llama esto?
—S-L-A-M. Y cálmate, que eso ya paso de moda.
No supe cómo ni quién armó la bronca pero cuando salimos del club lo estaban esperando unos niggers del tipo dimensional 4x4. Ni chance le dieron de poner la otra mejilla o de defenderse, se lo surtieron de volada. Él sólo decía: "Padre, perdónalos no saben lo que hacen". Pensé en hacerle el paro pero luego dije: "Ni madres" al ver llegar a los piratas del Grupo Táctico; no más me acercaba tantito y ya estaban con la macana lista para soltar los madrazos. Los negros corrieron como si fueran Ben Johnson pero Chuyín no pudo. Uno del Táctico lo alcanzó a agarrar de las trenzitas y vas pa'rriba del pick up en viaje sin escala a la Cárcel Municipal.
De un teléfono público le hablé a Tavo pidiéndole que consiguiera el money suficiente para pagar la multa. Me senté a esperarlo y a las dos horas llegaron Tavo, Geraldine y otro tipo que no conocía; el tipo habló con el que atendía el changarro y pago la multa por faltas al bando de policía y buen gobierno. Nos lo entregaron madreadísimo y descalzo; al pendejo le habían volado las Dr. Martens de Rubén pero eso, por las circunstancias, no lo consideramos importante.
Pasamos primero a la Cruz Roja para que le hicieran algunas curaciones. Tenía el rostro lleno de moretones y cortadas; ahí lo vi, por primera vez, como lo vemos representado en la iglesia: una silueta deplorable y magullada de un hombre sangrante con el rostro apagado y los ojos cerrados.
En el camino a casa, sólo abrió la boca para decir: “¿Por qué Teléfonos no tiene una línea directa para hablar al cielo?”
próximo capítulo: Christo Phone Home
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revisión 2004: ¿Un clásico en el repertorio? Yeah, kind of. Gracias a que buten amigos dan clases en prepas y universidades es uno de mis relatos más leídos. Esta es una versión corregida del texto que apareció en el libro (hay otra, más extensa y actualizada que no encuentro por ninguna parte). ¿De qué se trata? Mmm, bueno, si tomamos en cuenta que Bukowski tiene un relato llamado «Cristo en patines» pensé ¿por qué no puedo imaginarme a Cristo de joven confundido y suicida en TJ? Indie pop + tv shows + revistas underground + noches de farra + violencia + citas de la Biblia + a twisted sense of humour + referencias from de 70´s a los primeros 90´s + la city. A pesar del anuncio, nunco hubo la idea de continuar el relato (era una broma, geddit?).
jueves, 10 de junio de 2004
11. AUN BEBO SOLO
No soy celoso, es más nunca lo he sido. Soy tan desapasionado con las cosas que quiero, que no me importa realmente si las pierdo o las conservo. Por ejemplo, mi primer novia era una idiota que quiso darme celos acostándose con mi mejor amigo. Discutiendo, tanto él como yo, coincidimos en que era muy mojigata y una hortera en la cama; después, bebiendo una botella de Scotch que le birle a my old man, nos reímos de ella al recordar el tamaño desigual de sus tetas y cómo insistía en que usáramos condoms.
Esto era más difícil, estaba bebiendo y estaba en este bar tan tiki, hiper atormentado a mis 23 años, con un título universitario desechable y un brillante porvenir (al menos eso fue lo que me dijieron en una ridícula ceremonia de fin de cursos). Me gradúe con honores y ¿para qué? Yo nunca dije que deseaba solamente triunfos y días felices pero esto, chingados, ya es un abuso.
¿Qué ya no hay tiempo? Eso lo sé pero no me importa, al final la vida es sólo un momento trágico que no me interesa vivir. ¿Decepcionado? I don't know, a veces pienso que sí pero, para qué repetir lo mismo que han dicho otros: esto es la histeria y el mundo una mierda. Aquí cabe la pregunta: ¿pero de quién?
Fui al baño a mear el octavo especial y al regresar Paul, mi mejor amigo, me decía: "Escúchame mano, yo también tengo problemas y no me ahogo en ellos". Como loco repliqué con un “¿De qué hablas pendejo, quién tiene problemas?” Él se quedó callado, lo que aproveché para decirle: "Mira Paul, a mí no importa si te drogas, si te inyectas, si revientas. Tan sólo deja de joder con esa cantaleta de ‘¡Uy sí, yo te comprendo!’". Se levantó de su silla, tembloroso apuró el último trago de su whiskie y casi llorando, lo juro, espetó un "¿Por qué eres así de mamón conmigo?".
I hate all the drunkies, really. Un instante después, lo vi salir tambaleante del bar; cuando le di el primer trago al siguiente especial, me di cuenta que estaba bebiendo solo.
Eso me gustaba, sí que me gustaba.
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revisión 2004: Un texto pre-alcoholímetro, too much burlón (el primer párrafo se refiere a X chica que conocí) e irónico (el segundo, a otra más indeseable aún). El quinto párrafo va dedicado a todos aquellos amigos que han intentado Psicología 101 punto drunkies. Creo tener idea de por qué es uno de mis relatos con más éxito entre en lectores masculinos.
Este texto fue publicado por primera vez en el zine El olor del silencio.
miércoles, 9 de junio de 2004
12. ANGELICA SAYS
Angélica nunca se queja, nunca me reprime. Angélica no cuestiona mis gustos ni crítica a mis ídolos. Angélica me regala libros y sonrisas en amenas charlas de café, entre poemas malditos y cigarrillos mentolados. Angélica comprende mi negro sentido de humor y lo disfruta. Angélica vive encantada con mis historias, me da su tiempo y su compañía sin pensar en el reloj o en otro compromiso.
Angélica sabe escuchar y nunca me interrumpe. Angélica me da consejos cuando yo se los pido, no antes ni después. Angélica sabe que, al final, siempre hago lo que me apetece. Angélica me deja solo cuando lo necesito y esta junto a mí cuando la necesito. Angélica dice que tiembla nerviosamente cuando le platico las locuras que cometo en cada weekend. Angélica realmente se preocupa y eso me hace sentir bien. Angélica se enternece cuando le confieso que ella es la base de mi equilibrio y me anima con sus besos, palabras y caricias.
Angélica es mi punto de control y mi contacto con la realidad. Angélica me salva de mis ataques de rabia y me consuela y me mima como si fuera un niño. Angélica me pide a veces, que no viaje tanto, que baje la velocidad y yo me rió: Angélica sabe que nunca he podido decir que no. Angélica trata de entenderme y eso lo agradezco. Angélica tiene miedo que llegue el día en que acabe todo y me marche. Angélica sabe que eso es imposible, que me puedo alejar pero que siempre volveré para encontrarnos en el mismo sitio.
Angélica ya debería saber que, ahora y siempre, ella ha sido la otra parte de mi vida.
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revisión 2004: ¿Una declaración de amor? ¿Una carta suicida? ¿Una defensa puntual y escrita? Ya no me acuerdo. Algunas veces, antes de leer el texto, decía almost joking que era como si Lou Reed hubiera reescrito ¨La incondicional¨ para Magneto. Sí, pero no. Conozco un par de tipos que se han ligado a chicas llamadas Angélica con este relato (uno nunca sabe para quien trabaja, no?). El compita Roberto Castillo mencionó en la presentación del libro en el CECUT que este era uno de los textos que más le habían gustado (ojo, su esposa se llama Angélica). Mmm, puedo decir que está dedicado única y exclusivamente a Logovo? Pues eso.
Olvide comentar que este texto está inspirado en "Cuando regrese Roberto" de mr ejival, que escuche live and direct en aquel intento alter llamado Cafeína.
lunes, 7 de junio de 2004
13. U.P.C.
Miki, super amigo mío, es asesor bancario con apantalladores trajes Armani y Sandra, la dumb wife que siempre huele a Poison. Viven en un depa del sector clase A+ de la city, no tienen hijos ni mascotas y sus fiestas resultan siempre un enfado: bebidas y botanas raras, pláticas light y lo más cutre del rock of the 80's. Salvo sus trips anuales a Europa, llevaban una vida neo yuppie so boring que para nada me hacían envidiarlos; desafortunadamente arribo ese día en el que la comedia del matrimonio feliz llegó a su fin, y a la pobre pendeja de Sandra, je je, no le fue nada bien.
“Así son todas las viejas”, le estoy diciendo a Miki al momento de ponerle azúcar al café. “En ocasiones hay que demostrar quien manda en la casa y bueno, Sandra es una....”. No pude continuar, él me interrumpe con un sonriente "Sí, ya sé, una puta cerda".
Miki, ebrio del party anterior, se levantó de la cama dirigiéndose al baño por lo que no escuchó cuando Sandra dijo aquel "Ahora sí se acabó, cabrón". Empezó la descarga de insultos que subían de tono conforme él se reía e intentaba calmarla diciéndole: "Toma Prozac, honey". Contó hasta cien e hizó su mejor esfuerzo por no tomarla en serio pero la puta se aferró en montar una pelea.
Reclamos babosos sobre si en el party coqueteó con la novia de Paul, que si el asunto de la cancelación de la tarjeta de crédito, que si ya no podría ir a comer con sus amigas a ese bistro en San Diego que tanto le gustaba, que si ya estaba harta del disco de Modern English que ponía Miki al levantarse y etc. Ante la indiferencia de Miki, una Sandra desbocada gritó como último recurso un "¡Chinga tu puta madre, hijodelachingada!".
Al escuchar esto último, el rostro de Miki se encendió del coraje. “Tengo que darle un escarmiento”, pensó en silencio. ¿Qué será bueno? Ella estaba de espaldas, vestida únicamente con una bata azul, buscando sabe Dios que cosa en el clóset y maldiciendo el día en que se conocieron.
Lo que terminó por encabronar a Miki fue ver en el suelo su preciada chamarra Matsuda de 900 dólares, regalo de pá y má. Fue directo hacia allá, tropezando inesperadamente con una ridícula coffe table que Sandra había comprado en una tienda de antigüedades. El ruido alerto a Sandra que, al voltear, vio tal odio asesino en la mirada de Miki que corrió como despavorida por la recámara intentando ganar la carrera hacia la puerta.
—¡No te atrevas a pegarme, pendejo pues...! —gritó ella, como para darse valor, pero no le sirvió de nada. ¡Zas! Miki le asestó el primer golpe en el estómago y ella se doblo del dolor, el le tiró una patada y de las greñas la aventó a la cama.
—Que no te pegue, ya verás que chinga te espera —dijo Miki y ¡Pas! otro madrazo. Con los golpes, la bata se le subió un poco y dejo al descubierto ese pubis dorado que él tanto había gozado. Sonrió y esa sonrisa de Miki le dio la clave a Sandra, que todavía intentaba librarse, de lo que le esperaba.
A Miki le dieron ganas de cogérsela y se afano en ello. Al principio Sandra opuso resistencia, luego fingió ceder pero cuando finalmente lo tuvo encima de ella, la muy perra intentó arañarle la cara por lo que Miki le dio otro par de bofetadas. Aprovechando el instante en el que ella se llevo las manos al rostro, con la rodilla izquierda le abrió rápida y violentamente las piernas y ¡Ñacas!, clavó el lóntico de un certero golpe. No hubo caricias preliminares ni lubricantes, pura penetración bruta y salvaje. El desgarrador grito de Sandra ("¡¡Noooo!!") fue inmediato y eso excitó mogollón a Miki, que le dio más marcha al asunto sin parar en los maltratos e insultos. "Don't you like my fuckin' dick" repitió furioso dos veces; luego, mordisqueo sus pezones y le paso lascivo la lengua por la cara mientras empujaba y empujaba su cuerpo contra el suyo. Aquella maniobra dio buen resultado, su eyaculación fue potente y dolorosa como hacia años que no tenía una igual.
—Ahora si acabe todo, cabrona —dijo todavía jadeando con una mueca en los labios que parecía dibujar una sonrisa de satisfacción.
Apenas eran las siete a.m. cuando llegue al downtown, too early para caer en la oficina. Decidí ir a comer algo, para mi sorpresa encontré en una de las mesas del restaurante a Miki, con una pinta fatal, discutiendo con el gerente por el pésimo servicio de una mesera. Al momento de sentarme por el sonido ambiental se escuchó el "Young Americans" de Bowie; los dos nos miramos y al mismo tiempo exclamamos: ”¡La canción favorita de Sandra!”.
Fue entonces cuando me contó todo mientras desayunábamos huevos rancheros con café negro.
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Revisión 2004: Mi cuento kicks all yuppies. Kind of. Real y patético. Una dosis de hipocresía social, falso confort y, ehem, ansiolíticos. Paper magazine y revista Pimienta. Metropolitan homes. Nostalgia empaquetada en cd. Sushi and rough sex. Una violación descrita con el lenguaje de diccionario y comics. Slogans de hip hop y misoginia ad hoc. La violencia doméstica como plática de sobremesa. ¿Realismo sucio meets existencialismo yuppie? Pues eso.
viernes, 4 de junio de 2004
14. VOMITO EN EL FREEWAY
Obvio, nos mandó a revisión secundaria, la muy puta se paseaba de un lado a otro sin hacernos caso. Ahí perdimos una media hora, hasta que llegó otra oficial que se portó buena onda y sin revisar el auto nos dejó ir.
—Uta!, ya me hacía en la County Jail, traigo a Bob Marley en la bolsa —dice Sara, la más pacheca de todos. ¿Quién viene esta noche? Adelante van Sara y Paul, Norma y yo —Robert— disfrutamos momentáneamente del backseat.
Enfilamos hacia la licorería más cercana, compramos una botella de vino barato –Zinfandell, of course- para cada uno y nos lo vamos tomando en el trayecto. Yes, we drink & drive, so fucking what? En el parking lot Sara y Paul se fuman el joint, Norma termina el contenido de su botella y, muy nerviosa, se baja del carro. Yo la sigo, cuando la alcanzó le digo, "Don't worry bitch, nothing will happen. We're near the police station" y suelto una carcajada. La convenzo y los dos volvemos al carro.
Minutos después, como diablos, entramos a la discoteca pagando five bucks. Vamos directo a la barra a comprar cervezas Corona a uno cincuenta de dólar. “¿Por qué la cerveza mexicana es más barata en Estados Unidos?” me pregunto en voz alta y el barman, un pocho fisiculturista, que intenta ligar con Paul, lanza un insinuante "No lo sé, cariño". Después de pagar le pregunto a Sara por qué les gusta venir a esta disco de faggots y ella trata inútilmente de hilvanar algunas frases pero sólo alcanza a decir: "Es que la música está bien chingona". Lo que sea de cada quien, la música es cool y bueno, ninguno de nosotros es homofóbico.
En el video wall, un loop de Agnetha y Frida —de Abba— las muestra sexytantes y en plan seductoras. La pista está llena a tope, DJ Quark trabajando al personal con sus mezclas importadas e intercalando una secuencia groovy que rebota en nuestro "californian dream". Sara y Paul bailan un rato el house progresivo y Norma insiste en que hagamos lo mismo; yo prefiero beber mi cerveza con calma y contemplar la diversidad de tribus que se dieron cita esta noche.
Más tarde, arrastro a Norma a dar una vuelta social por el club y nos besamos entre rejas y escaleras. "I want to pee", la escucho decir y, bueno, caminamos hacia el bathroom.
Entro con ella al baño de mujeres. Unisex, casi. Una enorme fila de chicas y chicos. Ahora sé por qué se tardan tanto, solamente hay dos toilets. En la espera, Norma charla con una gringa sobre maquillaje y minutos después, un travesti chino de peluca tipo Heidi anarajada y unas gigantescas plataformas se mete a la plática, dándoles unos cuantos good tips. Yo estoy escuchando a los tres sentado en el lavamanos; luego, un poco aburrido por la espera, me entretengo contando a la gente que hay en el baño. Doce. El destello luminoso del flash me toma por sorpresa, another pic for that snobish club magazine. Chin, cómo siempre, sé que voy a salir comiendo moscas entre tanto glamour.
—¿Robert, Robert? No hay papel —murmura discreta Norma tras la puerta.
—Oh sí, ya te traigo —le digo—, iré a ver si hay en el baño de hombres.
Ahí, un black kid me ofrece tripis a four bucks each; saco un billete de 10 y le pido dos; iba a darme el cambio pero le dije: "Oki-doki, bro". Sonriente, me pone los sellos y una tableta en la mano. "Happy, you know, it's groovy". Vuelvo a lo de Norma, hace lo suyo. Sale, le doy un sello, me echo a la boca el otro y la pastilla. Veinte minutos después, Sara y Paul nos encuentran flipados sobre un sillón.
—¡Hey! Funkie junkies, vénganse a bailar —nos dicen los muy cínicos. Cuando me levanto estoy moviendo mi cuerpo al ritmo de los Chemical Brothers. Giros scadelly, saltos y abrazos, sonrisas hiperdélicas. No podemos dejar de bailar: la música es el tirón que controla nuestras emociones. Energía house, speed, viento, gotas de sudor, heaven, cantos a Brian Eno. Somos un par más robotizado en el dance-floor y, a los veintitantos años, estamos en el centro de la utopía, y la vida, we try to believe, nos sonríe.
En el borde de la pista, una pareja de maricones con superacné en el rostro y atuendo sadomasoquista enseñan, sin rubor alguno, su asqueroso culo. Norma los ve y se empieza a reír, "¡Mira que aguados tienen los scharros, what a fuckin' celulitis!" Paul la alcanza a escuchar y le advierte: "Cállate xochila, que éstos sí nos madrean". Norma, pachequísima, no para de reír cuando me dice: "¿Qué crees? He descubierto, you fucking loser, que también mi vida es una porquería".
—¿De qué se ríe tu amiga? —nos pregunta irritada una drunkie pendenciera que nos amenaza con una botella de cerveza.
—She's stoned, forget it —contesto, sin tomarla muy en serio. Volteo y le digo a Paul: “¿Oye, cuál es tu cereal favorito? El mío es Trix, you know, just for cool kids. Please, pídeme un kamikaze”.
Later, estoy totalmente aturdido, el mix fue algo explosivo. En suma, la tensión causa en mi organismo un efecto como el de rewind en una VCR. No sé lo que hago o digo, hay algo que se me escapa y que no alcanzo a coordinar. Las arterias del cerebro botan, puedo sentir su movimiento cada vez más rápido.
Es un stop y siga por un camino hacia abajo, sin frenos.
“Do you need some activator? Dou you need some activator?” pregunta una y otra vez el estribillo del remix que pone el DJ en turno. Do you need some activator? Yo sé que esto no es una salida pero por el momento es lo único que tengo a mi alcance y ahora entiendo porque hay tantos anuncios brillantes detrás de esta basura.
Puedo ver como estoy cayendo.
Me recuesto sobre una bola de felpa setentera; desde ahí, miro el vaivén de la gente. Unas lipstick lesbians intercambian saliva, se abrazan apasionadamente y van a parar a la felpa setentera; la más delgada recarga su espalda en mis piernas y yo, estoy tan aturdido como para decir algo. Al levantarme, tiro sin querer una botella de cerveza; el CRASH que hace al estrellarse en el piso consigue sacarme de quicio; es el sonido de mil martillos, un clavo en el cerebro y un mendigo delfín marchando en múltiple desfile.
The trip it's over.
Agua fría, espasmos y mi rostro en el espejo. El baño es de un blanco impresionante y me pierdo en su no-color. Tan claro y tan puro. Los gritos de un pasado me devuelven a la realidad. "God, help me". Ya no hay agua fría y alguien borró mi sonrisa del espejo. Cara pálida, nariz sangrante. “¿Mala calidad?” pregunto y Dios decide bajar en la persona de un guardia de seguridad. Antes de que me interrogue, me escabulló y salgo del baño entre ohs y ahs de unos pachecos felices.
Otra vez, la luz violeta juega bruscamente con mis sentidos justo al tiempo en que casi toda mi vida está yéndose al carajo. En el video-wall me doy cuenta que los ojos de Agnetha nunca fueron tan bellos y que, por más que desee lo contrario, todo acaba en el fracaso.
Las horas son minutos. Dos a.m. y estamos fuera. Subo al carro, Paul insiste en manejar. Norma pelea con Sara y yo, para olvidarme de todo, estoy pensando en cómo hacerme rico lo más rápido posible. Apagan el radio, sólo se escucha el llanto de Norma. I can't deal with this shit, anymore.
–¡Paren, paren! –creo que grito.
Lo hacen, abro rápidamente la puerta del auto, me apoyo en ella y por vez primera, vomito en el freeway.
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Revisión 2004: Está no es la versión original que aparece en el libro. Nunca supé donde quedo el archivo. Ni modo, hace años transcribí e hice algunas correciones. Hay otra versión impresa del texto crudo, más hardcore y con los nombres reales de los protagonistas (pero, sniff sniff, tampoco sé donde se encuentra. Tendré que buscar un día de estos entre tanto archivo muerto).
Me gusta mucho este texto pero nunca he quedado conforme con algunas frases que intererrumpen un poco el flujo deseado de lectura (que siempre imagino entre frenético y aletargado). Es, como dicen, a work in progress. ¿Es un relato biográfico? Yes or not. Es una pregunta recurrente. Mmm, es un 80% tan verdadero como puede ser la memoria so wasted.
Recuerdos de aquellos tripis a los after hours sandieguinos, a los bares de noches house entresemana, de beber vino barato antes de iniciar la fiesta, de la paranoia minus B en la línea, del consumo inmoderado de sustancias no legales, los baños unisex, los videowalls, the sound from that era, los clubs kids, de las peleas al final de la noche justo frente a la Central de Policía. ¿Referencias? Un bonche, je je. A pelis juveniles (S.F.W.? , alguien se acuerda?), a los prejuicios del so called contingente in de TJ, a los comerciales de Corona, a la revista URB, a la cultura pop fronteriza setentera.
Por cierto, en este relato aparece el título del libro que me hace recordar como decía emocionarse Andy Warhol al escuchar, en el transcurso de la peli, el título de la misma. Olvidaba decir que «xochila» era un término peyorativo para decir que no tenías ni puta idea de que estabas hablando o haciendo. Texto leído un 18 de agosto de 1995 en la mesa de cultura popular denominada: Literatura Joven de México de los 90´s (donde leyeron Marco A. Samaniego, Regina Swain, Guillermo Fadanelli, Fran Illich y un servidor).